Feminismo

"Invisibles nunca más", un libro de Sonia Tessa para amplificar las voces silenciadas

Un libro necesario para conocer la historia reciente en la agenda pública de Rosario y la región ya se encuentra en librerías. Es una recopilación de 37 crónicas escritas por la periodista feminista rosarina, a lo largo de casi 20 años. Femicidios, abortos negados y clandestinos, la lucha de identidades feminizadas y diversidades, y los casos de Lesa Humanidad, recabados por su propia autora junto a la editorial Brumana.

01-10-2023 | 16:55 |

Sonia Tessa junto a Marta Dillon y Dahiana Belfiori.
Foto:Gentileza.

Sonia Tessa es de las primeras periodistas de Rosario que instalaron en la agenda pública la perspectiva de género y de los Derechos Humanos, cuando aún la Democracia era joven tras los estragos de la Dictadura cívico militar. Ahora a partir de la sugerencia de las editoras Brumana, compiló muchos de sus artículos escritos a lo largo de su carrera, bajo la premisa de no dar paso atrás a los derechos adquiridos.

“Porque unidos nos sabemos fuertes/venimos a luchar/porque no seamos invisibles nunca más/porque nadie viva en el silencio/ni en la oscuridad/porque no seamos invisibles nunca más”. Tal es el estribillo en la canción “Creo”, de la banda Eruca Sativa, cuyo título coincide con el libro de Sonia Tessa.

“Invisibles nunca más. Notas en el mar de los procesos colectivos 2004-2021”, reúne crónicas publicadas en medios locales y nacionales. En diálogo con Mirador, Tessa aclaró desde el comienzo cómo surgió: “Las editoras Laura Rossi y Carolina Musa me propusieron esta tarea para dejar registro, y me impulsaron a seleccionar durante un año cuáles notas irían en el libro.

Muchas crónicas quedaron afuera por el recorte. Es un abanico, y por eso el título es ‘notas en el mar de los procesos colectivos’, porque los feminismos siempre los pensé como una construcción colectiva, más allá de los reconocimientos de algunas referentes”.

El libro compila 37 crónicas, en las que se encuentran historias de todo tipo, sobre las cuales Sonia enumeró algunas: “Hay historias de mujeres muertas por aborto clandestino, ex presas políticas que escribieron sus vivencias carcelarias, desalojo de comunidades originarias en Salta, la desaparición de Paula Perassi, reclamos de disidencias y diversidad sexual, abuso infantil, las audiencias de los Juicios por delitos de Lesa Humanidad en Rosario y la región”. El criterio de selección fue en torno a notas que tengan alguna implicancia o relevancia todavía por estos días, y cuenta con prólogos de Dahiana Belfiori y Luciana Peker.

Fue presentado por primera vez en la 25° edición de la Feria Internacional del Libro de Rosario, y luego tuvo su presentación oficial en el Auditorio de Radio Nacional el sábado 2 de septiembre pasado. Consultada sobre cómo recuerda aquella primera etapa suya como periodista comprometida con los Derechos Humanos y de las diversidades, destacó: “La idea era recoger lo trabajado en la perspectiva feminista. Entonces lo pensamos desde mis orígenes en ello, que fue en el suplemento La Cazadora del diario El Ciudadano en 1999. Un suplemento muy interesante que armamos con las compañeras Fernanda Blasco, Cecilia Vallina y Carolina Monje. No duró mucho en el tiempo pero fue un hito para mi recorrido, un germen. Y aunque siempre tuve una mirada sensible, fue ahí cuando empezó mi pregunta sobre el asunto”.

EL 90 por ciento del contenido del libro son artículos que publicó en Las 12 (Página/12), hay
otros pocos en Rosario/12, uno de Aire de Santa Fe, y el catálogo que escribió para la muestra
“Revolucionistas, rebeliones y feminismos”, un recorrido de los colectivos feministas en la
historia de la ciudad que organizó el Centro de Estudios Latinoamericanos Ernesto Che
Guevara en el Centro Cultural Fontanarrosa en 2019.
Sobre el título del libro, justamente tomado del catálogo de Revolucionistas y coincidente con
la frase reconocida de la canción “Creo” de Eruca Sativa, Tessa precisó: “En ese texto hablo de
cómo en 2018 estábamos en plena marea verde y había que rastrear todos los afluentes que
eran arroyos, que fueron movilizaciones históricas del feminismo que nos trajo hasta acá, y de
cómo se entrelazan las luchas. La canción la conocía pero no me inspiré directamente cuando
escribí el texto. Fue una feliz coincidencia que nos dimos cuenta después”.
Un hito importante para entender sobre la tarea de poner en agenda estos procesos, recordó
que fue en 2003: “Ese año cubrí para Rosario/12 el 2° Encuentro Nacional de Mujeres en
Rosario. Allí se creó el pañuelo verde en reclamo del aborto legal. Y ahí entendí que era un
reclamo de miles de mujeres, y los medios tenían que hacerse eco”.
Aseguró que fue una larga tarea la de seleccionar en la variedad de notas realizadas durante
17 años. La última de todas fue significativa, porque fue una nota de revisión a 20 años del
2001, donde entrevistó a mujeres que vivieron esa rebelión, “y la pregunta era qué había del
feminismo en 2001, y qué entiende el feminismo hoy en día de aquella rebelión”, enfatizó.
El asesinato de la sindicalista Sandra Cabrera
Por una cuestión de convicción Tessa aseguró que su decisión fue comenzar la selección de
temas por el asesinato de Sandra Cabrera, dirigente de la Asociación de Mujeres Meretrices de
Argentina, en enero de 2004, “un hito horrible”.
Recordó sobre esos tiempos: “La violencia política era algo muy perturbador, yo pertenezco a
una generación que estaba en secundario al final de la dictadura, viví el Juicio a las Juntas y
estaba interesada en el proceso de Memoria, Verdad y Justicia, que florece desde la
presidencia de Alfonsín”.
Sonia como periodista había forjado un vínculo con Cabrera, como con otros referentes
sindicalistas. “Le había hecho notas y la cruzaba en las marchas. Fue muy conmovedor su
asesinato para mí, porque entendí que pueden matar a una dirigente social que se estaba
organizando con las trabajadoras sexuales”, destacó.
Había realizado una crónica que fue tapa del suplemento Las 12 (Página/12) recorriendo los
boliches de la zona de la Terminal de Ómnibus de Rosario, porque Sandra le decía que la
policía perseguía a las trabajadoras sexuales para beneficiar a los dueños de los boliches. “Esa
es la primera nota que seleccioné para este libro”, remarcó.

-¿Cómo ves la sociedad 20 años para atrás en la historia en la revisión que hiciste?
- Recuerdo que en 1997 escribí una nota en La Capital, sobre que el 50 por ciento de las camas en maternidades de hospitales provinciales se llenaban con chicas con abortos incompletos. Entre las primeras notas que incluye el libro se encuentra la muerte de una chica por un aborto clandestino, Alejandra Soledad, que entrevisté a su mamá. Hoy estas cosas no existen porque tenemos una Ley de Aborto. Los pañuelos verdes comenzaron a usarse en 2003, y en esa época morían 400 chicas por aborto clandestino, hoy ese número en el país son menos de 20, y en Rosario desde 2012 ya no hay fallecidas, porque ya desde entonces se reparte Misoprostol en todos los centros de salud.

Desde el movimiento Ni Una Menos cambió la mentalidad. Es la despenalización social que ocurrió desde 2015, y también la desnaturalización. Desde el Ni una menos se entendió que las violencias machistas son intrínsecas al patriarcado. Cuando Victoria Villarruel dice que la violencia machista no existe, está yendo a 1988, cuando Carlos Monzón mató a su ex pareja Alicia Muñoz, y estallaron los teléfonos verdes de todo el país de mujeres que sufrieron violencia.

Hoy se lo puede nombrar a Monzón como un femicida porque esta sociedad cambió mucho, antes era un crimen pasional. Y ahora nadie puede pegar una trompada en la calle a una mujer sin que un vecino se meta. Se entendió que hasta Monzón era un problema privado, y ya no.

-¿Recordás cómo fue tu despertar de conciencia sobre la importancia de poner perspectiva de género y de derechos?
- Me fui dando cuenta en la calle, prestando atención a lo que sucedía. Liliana Paulicci me buscaba para que haga notas. Pero hoy mi búsqueda no es de especialidad, sino al revés, quiero tener perspectiva de género en cada entrevista que haga para el diario y la radio en lo cotidiano.

Muchos años hice esas coberturas porque lo vi necesario y nadie contaba esas historias, y se va a seguir haciendo. Pero hoy las notas que hago, sea de economía actual o de infancia, me permite tener una perspectiva. Lo que llamamos, tener puestos los lentes violetas. Me puse a pensar en todos estos años de hacer casi lo mismo y que, sin embargo sea tan diferente. Me refiero a que, a lo largo de los años, uno ve que las preocupaciones y las inquietudes puede ser que se repitan, pero no la masa con la que trabajamos quienes hacemos periodismo: la realidad. Siento que el periodismo tiene que ver con poner en escena y amplificar voces que no se escuchan.

El libro “Invisibles nunca más. Notas en el mar de los procesos colectivos 2004-2021” se puede encontrar en Mal de Archivo, Homo Sapiens, Buchin y Paradoxa, o escribiendo a las redes sociales de Brumana Editora.


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