CEFERINO AZAMBUYO
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La violencia no discrimina sexo ni edad. La realidad indica que la incidencia tiene como resultado lamentable que la mayoría de las víctimas son mujeres y que si no se vence la idea del machismo a partir del tratamiento en el hogar y en las escuelas, con la apertura de espacios de reflexión con el alumnado, haciendo visible la violencia y los abusos, la situación no cambiará. Lo importante es actuar con premura y detectar los casos para prevenir.

La investigación sobre “Educación, sexismo, violencia de género en jóvenes del departamento Villaguay” es una iniciativa presentada en el año 2020 ante la Secretaría de Ciencia y Tecnología por parte de la sede Villaguay de la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU). El director de la investigación, Mg. José Ranieri, describió sobre el tema y objetivos del trabajo apuntando que “este proyecto tiene como objetivo identificar los estereotipos sexistas que circulan en la población de estudiantes secundarios en el departamento”.

“Es una continuidad o un complemento de aquellos abordajes de los temas anteriores del ambiente rural donde se han encontrado niveles altos de sexismo, puntualmente en la población joven y estuvo categorizado como una situación concentrada donde en los varones fueron significativamente altos y con la particularidad en una de estas poblaciones donde las mujeres mostraron valores aún más altos que los varones”, informó el docente.

Todas las formas de violencia son igualmente reprobables. La violencia basada en género es una de las formas en la que se expresa la desigualdad entre las personas. Es una problemática de derechos humanos, y por lo tanto, su erradicación es una prioridad para la vida en democracia y la inclusión social.

Los varones y las masculinidades tienen que comprometerse activamente asumiendo un posicionamiento crítico de los mandatos masculinos que buscan legitimar todo tipo de violencias.


METODOLOGÍA PARA LA DECONSTRUCCIÓN


En cuanto a la metodología utilizada, Ranieri respondió que “es mixta, un análisis cuantitativo mediante el empleo de escalas de actitudes. Son escalas sumativas del inventario del sexismo, equivalente del cuestionario acerca de actitudes sobre el género y la violencia. El abordaje cualitativo lo realizamos mediante entrevistas grupales en las distintas escuelas de cada comunidad rural. Por eso cuando se pregunta sobre la posibilidad de trabajar preventivamente en la adolescencia, respondemos que sí”.

El especialista indicó que “muchos autores han identificado que aquellas personas que han sufrido un acto de violencia, como víctimas o victimarios en la adolescencia o la juventud, luego en la adultez tienden a repetidos o son propensos a producir estos actos”.

En el mismo sentido agregó que “trabajar en la deconstrucción de aquellos conceptos que se identifican como desencadenantes de violencia en las distintas poblaciones de jóvenes y adolescentes en determinadas comunidades, es intervenir preventivamente y protectivamente ante la violencia de género en la comunidad adolescente”.