Departamento Castellanos

De prestar servicios agropecuarios a armar un holding familiar y pensar una inversión de u$s2,5 millones

Desde la pequeña localidad de Esmeralda, en el departamento Castellanos, los Forzani erigieron las bases de un grupo que fue derramando raíces y diversificando las unidades de negocio. Con origen en la agricultura, lograron ampliar sus perspectivas a la ganadería, acopio, molienda y piensan en la producción de pastas para cerrar el círculo.
01-05-2022 | 11:42 |

Foto:Gentileza
Por Rodrigo Pretto 

En medio de la crisis económica y con una inflación que aprieta cada vez más, el Grupo Forzani redobla la apuesta y piensa en inversiones para ganar terreno en el mercado. El proyecto incluye la proyección de sus cuatro unidades de negocios más la apertura de una quinta exclusivamente con destino de exportación. Roberto – quien lleva el apellido de la firma familiar – junto a su mujer fueron quienes iniciaron el negocio. A mediados de los 80´ comenzaron con la prestación de servicios rurales y ocho años más tarde lograron adquirir sus primeros campos. Hoy explotan 18.000 hectáreas, 12.000 cabezas de ganado, acopian unas 100.000 toneladas, poseen un molino harinero y una flota de 20 camiones. Y como si fuera poco, van por una fábrica de pastas para apuntalar el negocio exportador. Emplean a 140 personas.

El crecimiento del Grupo Forzani – de la pequeña localidad de Esmeralda, departamento Castellanos – fue vertiginoso y explosivo. Roberto – fundador del actual holding agropecuario – tomó la decisión de abandonar la empresa familiar formada por su padre y tíos a mediados de los 80´. “Empezó prestando servicios de siembra y fumigación. Después se sumó mi mamá y lograron alquilar unos campos. Recién en 1992 pudieron comprar sus primeras tierras. En el 95´ comenzaron a armar un acopio con 8 silos de 6.000 toneladas. A partir de ahí, comenzó el crecimiento”, resumió Agustín Forzani, uno de los cuatro hijos de la pareja y segunda generación de la firma, en diálogo con este medio.

Volviendo a los orígenes

Con la actividad ganadera a un lado, en 2010 Roberto Forzani volvió a sus orígenes. Es que en los años 70´, cuando trabajaba junto a su padre, el mayor desarrollo del negocio se direccionaba a los animales. “Volver a las raíces lo hizo crecer. Comenzó con 500 vacas y hoy tenemos 12.000”, contó su hijo. Bajo el establecimiento Don Leandro – una de las cuatro unidades de negocio que explota la firma actualmente – el holding familiar trabaja unas 8.000 hectáreas para el engorde intensivo mediante la cría y recría de vacunos. “Las cabezas se distribuyen en Castelar (Santa Fe), San francisco (Córdoba) y Pinto (Santiago del Estero). La intención que tenemos es aumentar la cantidad de animales”.

Del acopio a la molienda

Los Forzani no sólo cuentan con la producción ganadera. Uno de los fuertes en el mercado es la explotación agrícola donde trabajan unas 10.000 hectáreas. Y de aquel acopio inicial de 6.000 toneladas, el escenario favorable los llevó a ampliar su capacidad a unas 100.000 tn. actuales.

Molino Esmeralda es una de sus últimas apuestas. Creado en 2019, la unidad de negocio procesa trigo para la venta de harina para la industria panificadora. “Fue algo que mi papá tuvo siempre en la cabeza, desde que comenzó con el acopio. Uno de mis hermanos se puso en el proyecto y lo logró armar con tecnología de punta. Está automatizado para trabajar con sólo dos. La carga es totalmente robotizada”, contó Agustín.

Y precisamente allí se direccionará parte de un plan de inversiones de unos u$s 2,5 millones. “La idea es ampliarlo para crecer en el mercado interno. Hoy estamos trabajando sin stock. La intención es duplicar la capacidad. Las instalaciones están diseñadas para hacerlo. Quizás nos lleve unos 5 años este proceso”, detalló uno de los hijos del fundador. Además, el proyecto incluye la construcción de un depósito, un playón para el ingreso y egreso de camiones y oficinas aduaneras.

Una fábrica que se empieza a cocinar

Para completar el círculo del negocio, el Grupo Forzani ahora va por la estocada final. Con el acopio y el molino consolidado, empiezan a hornear la creación de una fábrica de pastas, un proyecto en el cual están destinando “mucha energía”. Con los cimientos todavía frescos, el plan apunta a consolidar la flamante unidad en el plazo de dos años. “Sería la quinta pata de negocios que tendríamos. Para ponerlo a punto, vamos a destinar 1u$s millón”, indicó Agustín.

La planta elaboradora, de acuerdo a lo que adelantaron, saldrá exclusivamente al mercado externo y no tendrá presencia a nivel nacional. “Hay que pensar que la harina que producimos con nuestro molino la distribuimos a grandes clientes, entonces estaríamos compitiendo con ellos. No sería bueno”, concluyó.

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