Luis Gómez


Estaba todo listo para que el XIII Half Triathlon de Concordia sea una fiesta deportiva. Cupos de participantes completo (800 plazas), con figuras de talla internacional y protocolo anti Covid-19 habilitado.


Pero 42 horas antes de la largada, el Decreto Nº 808 de la Gobernación de Entre Ríos la aguó. Todas las competencias deportivas (salvo las que expresamente “fueran habilitadas por autoridades competentes del Gobierno Nacional”) quedaron suspendidas desde el 24 de abril y hasta el 3 de mayo inclusive.


Incesantes gestiones desde la organización –y aparentemente desde las autoridades municipales de Concordia– tramitaron una excepción, considerando que, apenas publicada la normativa, ya había en la Capital Nacional del Citrus unos 500 participantes, muchos de ellos procedentes de puntos alejados del país.


El triatlón de distancia media concordiense, si bien no contaba con autorización nacional o rótulo de “Campeonato Argentino”, es considerado el más importante del país, así que se apostó a lograr una consideración. Pero esto no ocurrió.


Desaire


¿Fin de la historia? No, comienzo de otro capítulo. Ante el silencio de las autoridades provinciales (directamente, no respondieron) desde la Asociación Concordiense de Pruebas Combinadas (ACPC) se decidió suspender la carrera, cuando la cuenta regresiva señalaba 31 horas, ya en la madrugada del sábado.


La reacción de los deportistas no se hizo esperar y muchos de ellos expresaron su indignación por las redes sociales, entre ellos el icónico Oscar Galíndez (ver recuadro), a lo largo de toda la jornada sabatina.


Mientras el tema trascendía en los medios de comunicación y crecía la polémica, las estructuras montadas en el epicentro de la competencia –el hotel Ayuí y Puerto Luis, en la zona del lago Salto Grande– evidenciaban la enorme labor que implica organizar una carrera de estas dimensiones (1,9 kilómetros de natación, 90K de ciclismo y 21K de pedestrismo).


Reacción


Ahora sí, ¿final? No, de nuevo. El domingo 25, a la prevista inicialmente para la largada, unos 200 competidores se dispusieron a llevar adelante el llamado “entrenamiento controlado”. Las fuerzas de seguridad intentaron disuadirlos, pero fue imposible y así, sin control de la organización, cumplieron con un recorrido reducido nadando en el lago, pedaleando en la ruta 015 y trotando por las rutas del perilago.


Mientras, en otras disciplinas se demostraba que las excepciones a las restricciones son posibles: fecha del Turismo Nacional de automovilismo y Regional de la Liga Nacional Femenina de sóftbol, en Paraná, y selectivo nacional de canotaje, en Concepción del Uruguay.


Cabeza dura


Oscar Galíndez acumuló incontables experiencias a lo largo de su carrera deportiva, que se inició en el crepúsculo de la década de 1980.


Olímpico en Sidney 2000, subcampeón mundial en triatlón de Media Distancia en Clearwater 2007 (Estados Unidos), y multicampeón argentino y continental de triatlón, además de campeón mundial de duatlón en Cancún 1995 (México), son sus recuerdos imborrables.


Pero seguramente lo vivenciado en Concordia el fin de semana último también perdurará en su memoria, aunque por sus antítesis. El viernes 23 fue declarado Ciudadano Ilustre por la Municipalidad local mientras el presidente comunal, Alfredo Francolini, como el jefe de Gobierno, Fernando Barbosa, prometieron gestiones ante el gobernador Gustavo Bordet para lograr una excepción al decreto que suspendía las competencias deportivas en Entre Ríos.


El sábado 24, ya con la carrera suspendida, el natural de Río Tercero (Córdoba) aceptaba las nuevas condiciones, pero se mantenía erguido ante la adversidad.


“(Este decreto es) una noticia muy triste, que nos ha caído como un baldazo de agua fría. La organización, totalmente aparte, yo estoy ciento por ciento con ellos. Me da mucha pena por ellos, que organizaron una carrera espectacular como todos los años, y por los triatletas que vinimos de lejos”, opinó, en un video desde el epicentro del Half Triathlon Concordia.
Pero sin darse tiempo al lamento, ensayó un cambio de marcha: “Ahora, tratando de planificar el día de mañana, con la carrera cancelada. Yo voy a estar entrenando aquí, quien quiera acompañarme, se puede acercar”, expresó, con espíritu resiliente.


“Mantenete fuerte, no nos queda otra. ¡Vamos!”, alentó, enviando un abrazo a sus seguidores.
Al día siguiente, un par de centenares de colegas lo acompañaron en el ensayo, dando muestras de que la cultura triatleta y el estilo de vida saludable no admiten más dilaciones.