“Hay recomendaciones generales que han sido adecuadas como la propuesta de sostener las rutinas con las precauciones necesarias y mantenerse conectados a través de cualquier método”, asegura la Lic. Messina.
12-07-2020 | 17:53
Aldana Badano
[email protected]
Carina Messina es licenciada en Trabajo Social, especializada en gerontología comunitaria institucional. Se desempeña profesionalmente en el Centro Regional de Referencia Dr. Gerardo Domagk, ubicado en Bajada Grande, en la ciudad de Paraná. Además es docente, investigadora y extensionista en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Desde ese espacio académico viene trabajando desde hace 20 años en conjunto con un equipo de profesionales las cuestiones referidas a la vejez y el envejecimiento. En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS brindó algunos consejos sobre cómo sobrellevar la cuarentena y cómo acompañar a los adultos mayores.
–¿Cómo afectó la cuarentena a la tercera edad?
–La cuarentena puso en debate la mirada que cada uno tiene de la vejez y hacia las personas mayores, pero lo que más puso en evidencia son los prejuicios negativos que la sociedad tiene hacia ese momento de la vida. Frente a la amenaza del colapso del sistema de salud, puso en el centro de la escena a la población de riesgo y los cuidados que el Estado debe brindar, mostrando qué tipo de gobierno cuida y los que precarizan el estilo de vida de los ciudadanos, poniendo en evidencia que frente a la falta de respiradores hay vidas que merecen ser salvadas y otras pareciera que no, porque no pueden acceder al sistema de salud frente a un posible colapso. En este sentido, el contexto de pandemia es centralmente político porque implica posturas que definan el rol del Estado que en este momento es fundamental.
Hoy estamos atravesando a nivel mundial un envejecimiento poblacional donde la expectativa de vida aumentó considerablemente y según el último censo, las poblaciones en nuestro país y nuestra provincia se han envejecido. Esto plantea un desafío de incluir en las políticas públicas de los Estados un sistema de protección social y políticas públicas que estén pensando en cómo contener y cuidar a las personas mayores, sobre todo en este contexto de pandemia.
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Carina Messina es licenciada en Trabajo Social, especializada en gerontología comunitaria institucional. Se desempeña profesionalmente en el Centro Regional de Referencia Dr. Gerardo Domagk, ubicado en Bajada Grande, en la ciudad de Paraná. Además es docente, investigadora y extensionista en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Desde ese espacio académico viene trabajando desde hace 20 años en conjunto con un equipo de profesionales las cuestiones referidas a la vejez y el envejecimiento. En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS brindó algunos consejos sobre cómo sobrellevar la cuarentena y cómo acompañar a los adultos mayores.
–¿Cómo afectó la cuarentena a la tercera edad?
–La cuarentena puso en debate la mirada que cada uno tiene de la vejez y hacia las personas mayores, pero lo que más puso en evidencia son los prejuicios negativos que la sociedad tiene hacia ese momento de la vida. Frente a la amenaza del colapso del sistema de salud, puso en el centro de la escena a la población de riesgo y los cuidados que el Estado debe brindar, mostrando qué tipo de gobierno cuida y los que precarizan el estilo de vida de los ciudadanos, poniendo en evidencia que frente a la falta de respiradores hay vidas que merecen ser salvadas y otras pareciera que no, porque no pueden acceder al sistema de salud frente a un posible colapso. En este sentido, el contexto de pandemia es centralmente político porque implica posturas que definan el rol del Estado que en este momento es fundamental.
Hoy estamos atravesando a nivel mundial un envejecimiento poblacional donde la expectativa de vida aumentó considerablemente y según el último censo, las poblaciones en nuestro país y nuestra provincia se han envejecido. Esto plantea un desafío de incluir en las políticas públicas de los Estados un sistema de protección social y políticas públicas que estén pensando en cómo contener y cuidar a las personas mayores, sobre todo en este contexto de pandemia.
Diversas realidades
–¿Cómo están viviendo la cuarentena las personas mayores?
–No existe una sola vejez, sino que existen distintos procesos de envejecimiento y vejeces que se corresponden a cada persona. Con lo cual, si bien podemos pensar en características comunes, es fundamental poder recuperar las trayectorias de vida, los vínculos que cada persona mayor tiene y particularmente en este contexto, se visibilizaron las diversas realidades y procesos de envejecimiento y que no todas las personas tienen las mismas posibilidades de quedarse en casa y cuidarse, resaltando la vulnerabilidad de las personas mayores de ciertos sectores sociales.
–¿Qué les recomienda a las personas mayores para pasar este momento tan particular?
–Hay que recuperar la idea de autocuidado para que las personas mayores tengan un rol protagónico en este contexto y que ellos puedan decir lo que sienten y expresar sus deseos. Es decir, que ellos elijan cómo organizar su vida cotidiana. Hay recomendaciones generales que han sido adecuadas como la propuesta de mantener las rutinas con las precauciones necesarias, evitar la sobre-información, mantener hábitos saludables, mantenerse conectados a través de cualquier método, sea llamada, video llamada, WhatsApp con los familiares y amigos que en la vejez tienen un rol protagónico.
–¿Cómo pueden acompañar los familiares a las personas mayores?
–No hay una sola receta sobre cómo acompañar porque cada persona es distinta y necesita distintas cosas. Hay necesidades comunes como ser escuchados, tener un espacio cotidiano para una escucha atenta, ponernos a disposición para realizar compras, trámites, pero también brindar un espacio de contención para escuchar miedos, angustias, rabietas. No sirve el reto o la amenaza del contagio porque caemos en la infantilización de los mayores. El acompañar y cuidar se da en una diversidad de formas pero siempre se debe considerar al anciano desde un rol activo como protagonista de su estilo de vida y de sus decisiones. El rol de la familia es mostrarse a disposición para los mandados y trámites pero sobre todo en la escucha y la contención, acompañando fuertemente los cambios de ánimo, de angustia de bajones en estos momentos en los que ya llevamos meses encerrados, donde la escucha se vuelve fundamental.
–¿Cómo puede acompañar la sociedad en general?
–Este contexto volvió a poner de relieve la dimensión de los cuidados y esto nos llevó a pensar desde una dimensión colectiva y ver los cuidados como una condición humana porque a lo largo de nuestras vidas hemos sido cuidados y hemos cuidado a un otro. El reconocido autor Leonardo Boff habla del cuidar como una actitud que abarca más que un momento de atención sino que representa una actitud de ocupación, de preocupación, de responsabilización y de un compromiso afectivo con ese otro. El cuidado se da también cuidándonos cada uno de nosotros para evitar el contagio a las personas mayores que nos rodean.
–¿Cómo se está viviendo la cuarentena en los hogares de ancianos?
–Si bien yo no trabajo en ninguna institución de este tipo, puedo apreciar que en nuestra provincia se tomó la decisión temprana de poner en marcha cuidados específicos en las residencias de ancianos y es por esto que no se han registrado casos de contagio en estos espacios. Por eso, a casi cuatro meses de comenzado el aislamiento obligatorio, se hace fundamental continuar con el protocolo pero también ofrecer espacios de contención y escucha en estos hogares.
–No existe una sola vejez, sino que existen distintos procesos de envejecimiento y vejeces que se corresponden a cada persona. Con lo cual, si bien podemos pensar en características comunes, es fundamental poder recuperar las trayectorias de vida, los vínculos que cada persona mayor tiene y particularmente en este contexto, se visibilizaron las diversas realidades y procesos de envejecimiento y que no todas las personas tienen las mismas posibilidades de quedarse en casa y cuidarse, resaltando la vulnerabilidad de las personas mayores de ciertos sectores sociales.
–¿Qué les recomienda a las personas mayores para pasar este momento tan particular?
–Hay que recuperar la idea de autocuidado para que las personas mayores tengan un rol protagónico en este contexto y que ellos puedan decir lo que sienten y expresar sus deseos. Es decir, que ellos elijan cómo organizar su vida cotidiana. Hay recomendaciones generales que han sido adecuadas como la propuesta de mantener las rutinas con las precauciones necesarias, evitar la sobre-información, mantener hábitos saludables, mantenerse conectados a través de cualquier método, sea llamada, video llamada, WhatsApp con los familiares y amigos que en la vejez tienen un rol protagónico.
–¿Cómo pueden acompañar los familiares a las personas mayores?
–No hay una sola receta sobre cómo acompañar porque cada persona es distinta y necesita distintas cosas. Hay necesidades comunes como ser escuchados, tener un espacio cotidiano para una escucha atenta, ponernos a disposición para realizar compras, trámites, pero también brindar un espacio de contención para escuchar miedos, angustias, rabietas. No sirve el reto o la amenaza del contagio porque caemos en la infantilización de los mayores. El acompañar y cuidar se da en una diversidad de formas pero siempre se debe considerar al anciano desde un rol activo como protagonista de su estilo de vida y de sus decisiones. El rol de la familia es mostrarse a disposición para los mandados y trámites pero sobre todo en la escucha y la contención, acompañando fuertemente los cambios de ánimo, de angustia de bajones en estos momentos en los que ya llevamos meses encerrados, donde la escucha se vuelve fundamental.
–¿Cómo puede acompañar la sociedad en general?
–Este contexto volvió a poner de relieve la dimensión de los cuidados y esto nos llevó a pensar desde una dimensión colectiva y ver los cuidados como una condición humana porque a lo largo de nuestras vidas hemos sido cuidados y hemos cuidado a un otro. El reconocido autor Leonardo Boff habla del cuidar como una actitud que abarca más que un momento de atención sino que representa una actitud de ocupación, de preocupación, de responsabilización y de un compromiso afectivo con ese otro. El cuidado se da también cuidándonos cada uno de nosotros para evitar el contagio a las personas mayores que nos rodean.
–¿Cómo se está viviendo la cuarentena en los hogares de ancianos?
–Si bien yo no trabajo en ninguna institución de este tipo, puedo apreciar que en nuestra provincia se tomó la decisión temprana de poner en marcha cuidados específicos en las residencias de ancianos y es por esto que no se han registrado casos de contagio en estos espacios. Por eso, a casi cuatro meses de comenzado el aislamiento obligatorio, se hace fundamental continuar con el protocolo pero también ofrecer espacios de contención y escucha en estos hogares.
Acciones de cuidado
–¿Hay programas (municipales, provinciales, nacionales) que acompañan a los mayores en el contexto actual?
–Desde el comienzo de esta medida de aislamiento se pensaron y articularon acciones de cuidado para las personas mayores desde los distintos niveles del Estado: municipal, provincial y nacional. Se activaron programas de redes de voluntariado, espacios creativos, de estimulación cognitiva, gimnasia, música, arte, pintura, fotografía y que todos tienen como objetivo el cuidado diario y atención de las personas mayores. Las universidades también hemos jugado un rol importante en esto.
En este punto es importante marcar la brecha que existe entre los que acceden y los que no tienen acceso a las redes sociales y a la virtualidad ya que todos estos talleres y espacios de encuentros se han desarrollado desde la virtualidad. En este sentido, la mayor necesidad es pensar en políticas y programas para las personas mayores más vulnerables, donde el acceso a un teléfono o a internet son imposibles por tener condiciones de vida de extrema vulnerabilidad donde no tienen garantizada la alimentación, el abrigo, la vestimenta y otras necesidades básicas.
–Desde el comienzo de esta medida de aislamiento se pensaron y articularon acciones de cuidado para las personas mayores desde los distintos niveles del Estado: municipal, provincial y nacional. Se activaron programas de redes de voluntariado, espacios creativos, de estimulación cognitiva, gimnasia, música, arte, pintura, fotografía y que todos tienen como objetivo el cuidado diario y atención de las personas mayores. Las universidades también hemos jugado un rol importante en esto.
En este punto es importante marcar la brecha que existe entre los que acceden y los que no tienen acceso a las redes sociales y a la virtualidad ya que todos estos talleres y espacios de encuentros se han desarrollado desde la virtualidad. En este sentido, la mayor necesidad es pensar en políticas y programas para las personas mayores más vulnerables, donde el acceso a un teléfono o a internet son imposibles por tener condiciones de vida de extrema vulnerabilidad donde no tienen garantizada la alimentación, el abrigo, la vestimenta y otras necesidades básicas.
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