Literatura

Mariano Rolando Andrade: de Temperley a París con un bolso de libros bajo el brazo

Poeta, periodista, investigador, traductor; pero por sobre todas las cosas, un amante de la literatura. Mariano Rolando Andrade agarró sus bolsos de la habitación en Temperley donde vivía, y en el año 2000, decidió mudarse a París. “Ya pasaron más de 20 años desde que llegué a París, y entre tanto viví en Bruselas, Nueva York, regresé unos años a Buenos Aires. Es una forma de vida que me gusta y en la que me siento muy cómodo”. En diálogo con Mirador Provincial charlamos sobre su oficio, sus viajes y sus libros.
11-04-2022 | 12:24 |

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Mariano Andrade. Foto: Gentileza.


Alvaro Javier Marrocco


Desde su primer viaje largo, y por decirlo de alguna manera iniciático, a Europa en 1996, hace 25 años ya, y que ademas coincidió con la publicación de Los viajes de Rimbaud, una novela que se desarrolla en la Francia del siglo XIX, pero que fue escrita en una habitación en Temperley antes de que él saliese de Argentina, empieza una etapa de exploración a la que podría ponerle una suerte de cierre con el nacimiento de su hija Greta en 2019.

En el país galo estudió francés en La Sorbona y luego una licenciatura en Estudios Latinoamericanos. En la actualidad, es el jefe del servicio en español de la Agencia Francesa de Prensa (AFP). Acerca de su vida nomade dice: “No me lo cuestiono casi. Estaba en mi sangre vivir esta vida un poco nómada, aunque me siento 100% argentino. Tengo la suerte de poder volver seguido a mi país, lo cual reduce el riesgo de la trampa de la nostalgia”.

En cuanto a su trabajo en la agencia de noticias France Press (AFP), comenta que lleva mucho tiempo ahí, aunque por suerte eso no le ha significado caer en la rutina. Fue corresponsal ante la Unión Europea, en Nueva York, ahora es el jefe del servicio en español en París. “He cubierto conflictos como el de Libia, catástrofes naturales, atentados como los de Londres o Boston, mundiales de fútbol, juegos olímpicos”. Remarca que el matrimonio entre periodismo y literatura es complicado, pero cree que en su caso ambos se compensan y complementan. El periodismo le ha dado muchísimas cosas, y es un agradecido en ese sentido. “La agencia de noticias te enseña a ser humilde, a trabajar en equipo, a dejar de lado las ostentaciones y el pavoneo”.

Literatura
“Crecí rodeado de libros en casa. Mi papá era un lector empedernido que sacaba tiempo de donde no había para leer. Los libros, revistas y diarios estaban por todas partes en casa. No hay forma de que eso no haya servido de magma para mi amor y pasión por la literatura. Luego llegaron las lecturas que me marcaron: Rimbaud, Lautréamont, la generación Beat, Miller, Faulkner, Dylan Thomas, pero también Poe, Stevenson, Kafka, Joyce, Nabokov, Camus… Y en algún momento del final de mi adolescencia el deseo de escribir, de reconocerme a través de la escritura. Nunca separé literatura y poesía. Escribo. Ya son más de 30 años. Cada texto u obra encuentra su propio y misterioso camino a la hora de plasmarse en el papel”.

-¿Qué libros están sobre tu mesa de trabajo a la hora de escribir?
-Siempre tengo muchos libros al lado de la cama o en la mesa de trabajo. Demasiados, pienso. Cuando escribo, y surgen ideas, recuerdos, planes, empiezo el ida y vuelta entre la mesa y las bibliotecas para volver a leer tal pasaje de un libro, o buscar una frase, un nombre. Es uno de los momentos de mayor disfrute de la escritura, ese dialogo y ese reencuentro con los escritores que uno admira, de los que uno se nutre y que nos acompañan a lo largo de la aventura de la creación.

-Sos el editor de Luisa Futoransky: Los años argentinos (2019) ¿Cómo se inicia la investigación y producción del libro?
-Con Luisa nos conocemos desde hace unos 20 años. La admiro enormemente como poeta y escritora, y tengo un profundo afecto por ella como amiga. Los años argentinos surgió como una necesidad y un deber. Partimos de 1963 y su primer poemario, publicado en una pequeña editorial en Bolivia, y completamos los tres restantes hasta su partida de Argentina en la década de 1970. Pronto, espero, tendremos el segundo volumen, con sus poemarios premiados en España desde fines de los ’70 hasta mediados de los ’90. Ha sido y es un trabajo lento y minucioso durante el cual hemos pasado muchísimas horas juntos. Es una inmensa satisfacción para mí, es mi humilde aporte al corpus de la poesía argentina y universal.

-Participaste en la antología de poesía “Buenos Aires no duerme” un festival muy reconocido en Buenos Aires ¿Cómo fue esa experiencia?
-Era muy joven en aquel momento, tendría 22, 23 años, y envié un poema largo y “político”, por llamarlo de algún modo: Para pasar a la historia. Fue una sorpresa que lo seleccionaran, en aquel entonces no tenía ningún contacto con el mundo literario. Como supongo debe ocurrir con todo reconocimiento externo en esa edad de mucha incertidumbre, me sirvió creo para continuar con más fuerza por el camino elegido. Conservo en casa con mucho cariño un ejemplar de esa antología publicada por Eudeba.

-Has ganado el premio Juan Rulfo a mejor cuento en lengua francesa. ¿Qué significó ese galardón?
-Aquello fue un poco diferente, un desafío extra, por el hecho de escribir en una lengua que no es la mía. Llevaba poco tiempo viviendo en París, dudaba entre seguir escribiendo en español o intenta en francés. Le corps, así se llama el cuento, no existe en español, lo concebí y escribí directamente en francés. El premio aumentó quizás la presión interna para intentar una carrera literaria en francés. Pero no duró mucho aquella duda. Mi patria es mi lengua materna.

-Entre otros de tus proyectos, sos el curador del portal de arte y literatura Ablucionistas. ¿En que consta la web?
-Ablucionistas es un espacio creado por el poeta y gestor cultural mexicano Jorge Contreras Herrera, que muy generosamente me invitó a participar. Mi curaduría abarca la poesía argentina y la poesía francesa, aunque también incluyo autores latinoamericanos cuya obra admiro. Es un espacio de mucha libertad y eso es mérito entero de Jorge. De mi lado, lo tomo como un trabajo de divulgación para que la poesía circule, se lea, llegue a lugares insospechados. No publico poemas míos.

-El año pasado publicaste Aristas, un libro de viajes sobre las Islas Feroe, Groenlandia, Finlandia, Moldavia, Transnistria y Odessa. ¿Qué nos podes contar del libro?
-En ese largo capítulo de grandes viajes por Europa, Asia, Oriente Medio, el norte de África, Oceanía, surgieron un montón de proyectos literarios. Uno de ellos fue escribir sobre las márgenes de Europa, sus confines, sus “aristas”. En algún momento de 2006 o 2007, luego de un par de largos viajes europeos (uno desde Durres en Albania hasta Kiev en Ucrania pasando por buena parte de los Balcanes) aparecen las primeras historias, hasta ahí aisladas.

En un viaje posterior a las Islas Feroe, Islandia y Groenlandia llegan dos más. Esa es la base del libro sin que eso signifique que sea la columna vertebral. Esto último creo que lo conforman los relatos sobre los Finisterres (el español y el francés), que son un espejo dentro del libro, tanto por su ubicación en el orden de lectura como por lo geográfico y lo emocional (los dos hablan de las enfermedades de mis padres y la muerte al acecho), y el relato que cierra Aristas, en el norte de Noruega.

La idea madre es buscar respuestas en la periferia, alejarse del centro, cuestionarse y ponerse en el lugar del extraño, del outsider. Esto es algo tanto geográfico como emocional o intelectual. El mundo tal como lo conocemos está contado y organizado desde el centro. Nosotros somos argentinos, periféricos, aunque a veces nos cueste entenderlo. Y según el posicionamiento de uno, periferia o centro, cambia la visión de la vida, de la historia.

Otro posible eje es la búsqueda del otro, el encuentro con lo diferente como punto de partida para que uno se mueva de su zona de confort, aprenda, se libere, se despoje. Correrse del eje, salir. Creo que eso es para mí otro tema fundamental en mi literatura. La enajenación, por llamarla de algún modo.

Una tercera y última línea podría ser el viaje como disciplina multidimensional para hacerse preguntas y quizás encontrar esbozos de respuestas. Mis viajes empiezan mucho antes del viaje mismo y después se ven cruzados por mi situación personal, psicológica y emocional del momento. Ahí empiezan a interactuar muchos elementos, internos y externos, que construyen el verdadero viaje y en el cual se despliega un abanico de experiencias que intento plasmar en la escritura.

Tuve la fortuna de poder realizar la edición final del material con Sebastián Martínez Daniell, un autor que admiro mucho, y de contar luego con el trabajo inmenso de Ediciones La Parte Maldita de Buenos Aires, que ha publicado un libro bellísimo.

-¿En qué proyectos estás metido en este 2022?
-Para este año mis proyectos principales son el segundo volumen de la poesía reunida de Luisa Futoransky y la publicación por primera vez en español del poeta francés Christophe Manon, que formará parte del catálogo de Editorial Leviatán en Buenos Aires. Al mismo tiempo, trabajo en un poemario que me gustaría publicar tal vez en 2023 y tengo un par de proyectos más en paralelo a más largo plazo.

Biografía

Mariano Rolando Andrade (Buenos Aires, 1973). Escritor, poeta, traductor y periodista. Vive en París y ha publicado la novela Los viajes de Rimbaud (1996), la antología bilingüe Poesía Beat (2017) y el poemario Canciones de los Mares del Sur (2018). Editó Luisa Futoransky: Los años argentinos (2019), primer volumen de la obra completa en verso de la poeta argentina. Fue seleccionado en la antología de poesía Buenos Aires no duerme (1998) y Atlas de la Poesía Argentina (2019) y ganó el Premio Juan Rulfo de Radio Francia Internacional (RFI) a mejor cuento en lengua francesa (2001). Colabora en diferentes revistas literarias de América Latina y sus poemas han sido publicados en Argentina, México, Colombia, Chile, Venezuela, España, Francia y Marruecos, y traducidos al francés, el italiano y el árabe.



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