El Paraná

La vida alrededor de un río que crece

Desde 2020 se pudo observar un fuerte descenso en el nivel de sus aguas, lo que provocó distintas consecuencias. En el último tiempo una fase de crecimiento permite ver un horizonte un poco más alentador.
25-11-2022 | 21:33 |

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Los niveles del río oscilan en la franja de aguas medias. Foto: Nicolás García


Nicolás García
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Retratado en libros, poesías y canciones, el río Paraná marca la vida de las ciudades nacidas en las costas de sus aguas. La cotidianidad a su alrededor es especial y el aire fresco que despierta constituye el respiro necesario para quienes lo disfrutan. Rodeado por las imponentes y verdes barrancas del Parque Urquiza en la ciudad de Paraná, observado por el Cristo Pescador en Diamante y surcado en todo su trayecto, tanto en Brasil como en Argentina, por diez puentes y un túnel subfluvial, el río Paraná ve a cientos de miles de personas circular por sus alrededores.

Es posibilitador de vínculos interprovinciales e internacionales gracias a sus más de 4.800 kilómetros. Nace en la unión de los ríos Grande y Paranaíba, al sur de Brasil, y desemboca en el Río de la Plata, situándose como el segundo río más largo de América del Sur después del Amazonas. Su importancia en la región es principal, tanto en materia natural y económica como también cultural y social.

Una actualidad un poco más alentadora


Hoy en día, el nivel del agua está llegando a los niveles normales. Luego de dos picos en mayo y junio, con sus respectivos descensos, el río volvió a empezar una fase de ascenso a partir de octubre, alcanzando los 3,35 metros según la medición de Prefectura Naval Argentina del miércoles 9 de noviembre en el Puerto de Paraná, niveles que no se alcanzaban desde antes de la pandemia. Esto hizo que el río comience a oscilar en la franja de aguas medias. Los bancos de arena ya no forman parte del paisaje y en los últimos fines de semana de semana se pudo ver una buena actividad náutica en la zona. Quien ve el río desde las barrancas del Parque Urquiza o de la Toma Vieja ya puede ver un escenario un poco más alentador, aunque desde el Instituto Nacional del Agua (INA) advierten que la situación aún no está solucionada.

En el reporte mensual de noviembre que publicó el INA informan que “la bajante del Río Paraná, de características extraordinarias por su magnitud y persistencia, seguirá siendo motivo de especial monitoreo” y que la perspectiva al 31 de enero de 2023 no permite esperar un retorno definitivo a la normalidad. Asimismo informan que según el patrón El Niño-Oscilación del Sur, que estudia las fases de Niño-Niña, hay una evolución hacia esta última para los próximos trimestres, y sumado a otras condiciones climáticas, se esperan “lluvias levemente deficitarias o normales”.

Una de las frases que menos orgullo nos da a los argentinos es la de “Brasil estornuda y Argentina se resfría” y, aunque hay que rever la concepción de la afirmación, en el río Paraná sí adquiere un valor central. En la naciente del río se observaron lluvias fuertes que repercutieron, por ejemplo, en la creciente de las Cataratas del Iguazú y las famosas imágenes de agua desbordando las pasarelas. Sin embargo, según el informe del INA se espera que las lluvias en este lugar sean normales, por lo que estos eventos no volverían a suceder, al menos a corto plazo. Gracias a las lluvias en el sur brasilero, los niveles adquirieron cierta estabilidad, gracias también a la apertura de compuertas en las represas río arriba que permitió mejorar el caudal. Según este mismo informe, que toma a Santa Fe como punto de evaluación para la zona, “la perspectiva de las próximas semanas es que empiece a disminuir gradualmente” y que alcance los 2,90 metros oscilando en la franja de aguas medias.

Momento de repensarse


Nuestro río es uno de los más preciados bienes que tenemos. Las vivencias a su alrededor se vuelven magníficas y el compartir con otros en sus costas provoca noches de anécdotas y risas. Paraná es una de esas ciudades privilegiadas que nacieron a la vera del río homónimo y que con sus prácticas y cotidianidades fue tomando un fulgor y una luz especial. Ahora que lejos estamos de esos horizontes con mucha arena y poca agua podemos valorar un poco más los recursos que tenemos. Bien sabemos que muchos de nosotros nos preocupamos cuando el pronóstico ya es un hecho y estos últimos meses de incendios, sequías y bajante nos permite volver a repensarnos como sociedad y como habitantes de un planeta y una biodiversidad que muchas veces dice basta. Siempre Río.
 
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