Desde que comenzaron las clases de este ciclo lectivo, en La Paz no se habla de otra cosa que no sea de las “brujitas correcaminos” y sus andanzas. Desde hace cinco años que este grupo de docentes paceñas recorre los 50 kilómetros que separan a la cabecera del departamento de la ciudad de Santa Elena, ida y vuelta, todos los días hábiles.

Son 2.000 kilómetros por mes que recorren a dedo, en colectivo o en algún auto. Esa rutina tan cansadora como valorable las llevó a forjar una amistad que se basa en subirle el ánimo a la que tiene algún problema y tratar de hacer más llevadero, tanto el viaje como la espera, hasta que alguna persona se apiada de ellas y las lleva a destino.

No es una época fácil para ir a la ruta y esperar la solidaridad de las personas, lo climático y la inseguridad son factores que hacen que la rutina no sea tan inofensiva. Todos los días son diferentes y ellas decidieron ir más allá de eso. Decidieron mostrar que de aburrirse no tienen ganas.

Casi como si les tomaran asistencia, ellas se presentan así: Amembí, Melina; Aranguiz, Gisela; Bel, Rocío; Galeano, Ana; y Martínez, Pamela. Son las cinco docentes paceñas que todos los días viajan a la Escuela de Educación Integral Nº 14 María Montessori, de Santa Elena.

Mirador Entre Ríos dialogó con ellas, quienes respondieron la requisitoria periodística de la misma manera en la que se mueven para todos lados: juntas.

El año escolar comenzó con una ola de calor inusitada y ese factor climático fue la excusa ideal para empezar a dejar de quejarse por las altas temperaturas y “ponerle onda” como ellas mismas expresan, grabando videos que suben a las redes sociales. Desde ese momento, no paran de dar notas y hasta de firmar autógrafos.

Claramente son motivo de orgullo para sus alumnos y son un ejemplo de vocación y amor por lo que hacen, siendo que lo que realizan día a día es ni más ni menos que educar.

“RITUALES”

–¿Cuánto hace que viajan?
–Lo hacemos hace más de cinco años, la mayoría de las veces somos las mismas que viajamos, debido a que las demás “seños” sólo hacen suplencias.

–¿De dónde surgen las ideas del contenido de los videos?
–La idea surgió desde esos días de mucho calor, regresando a La Paz le pedíamos a la Pachamama que nos cambie el clima, paramos en la ruta en busca de aire fresco, pero estaba tan caluroso como adentro del auto, ahí comenzamos a hacer una especie de danza para que llueva y lo grabamos, después lo compartimos en nuestras redes privadas y a todas nos pidieron más videos. El tercer video, era viernes, las chicas que viajan en colectivo llevaron paraguas y hacía 40 grados, y bailamos felices que terminaba la semana con los paraguas bajo el sol.
La lluvia no llegaba, entonces hicimos un ritual pidiendo lluvia, con material didáctico que hay en el baúl del auto y le pusimos el audio de Tik-tok y llovió en Santa Elena, y ahí fue furor, todos querían más videos.

–¿Cuándo y cómo se empezaron a dar cuenta de la repercusión que están logrando?
–A partir del tercer video fue donde más furor causó y toda esta locura de las entrevistas. Pero desde el video uno la gente nos pedía más. En un principio estos videos fueron subidos a nuestras redes personales y quedaban ahí, pero el hecho de ser docentes, que hacemos el sacrificio a diario de hacer dedo y de ponerle onda, fue lo que creemos que le gustó a todo el mundo. Las redes sociales hicieron lo suyo, sin dudas.

BUENA ENERGÍA

–¿Que sacan de positivo de esa exposición?
–La diversión, el entretenimiento, descarga del día laboral creemos que hacemos una especie de “catarsis” y eso nos ayuda a volver a nuestros hogares con otra energía y más felices.

–¿Cuáles son las cosas negativas de “hacer dedo”?
–Las condiciones climáticas extremas, el tiempo antes para salir, que te llevan o no, el llegar a horario al trabajo. Si bien actualmente viajamos en colectivo y volvemos en el auto Ana, el sacrificio es enorme y es todos los días.

–¿Les ha cambiado en algo desde que la gente las conoce?
–Nos da gusto saber que les sacamos una sonrisa a la gente, que nos miren y se rían, lo más loco es que nuestros colegas nos piden autógrafos, hasta a eso hemos llegado (risas).

–¿Por qué se denominan con ese nombre?
–Este nombre salió de la gente, nos empezaron a llamar las brujitas y como viajamos siempre, le agregamos las correcaminos.

–Más allá de los videos, ¿cómo son los viajes cuando la cámara está apagada?
–Iguales, siempre vamos charlando, cantando o hablando de lo sucedido en el día. No hacemos unos personajes, dio la casualidad que todas somos extrovertidas en general y eso nos ayuda siempre a estar bien.

–¿Cómo ven la situación actual de la docencia y la educación en la provincia?
–Desde nuestro rol como docentes siempre estamos en la lucha por una educación de igualdad, que todos pueden acceder y tener las mismas oportunidades y condiciones que los demás, escuelas en condiciones y más capacitación para el personal docente.

VIENTO EN CONTRA

–¿Cuál fue la anécdota más divertida en todos esos viajes?
–Hay varias, los bocinazos de la gente en la ruta, el día del video del ritual había mucho viento y voló el celular y el porta-celular, un “taper” y corríamos para todos lados juntando cosas.