El Matorral

Familias unidas por una huerta y el deseo de alimento soberano

En 2015 comenzó el proyecto El Matorral, un huerto agroecológico que buscaba brindar alimento para una familia. Luego crecieron y el excedente comenzó venderse en la zona. A esto se le sumaron productos derivados, como deshidratados, sopas, semillas, entre otros. Se incorporaron más familias al trabajo, por lo que ahora es un emprendimiento colectivo.

09-08-2023 | 21:32 |

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“Lo más gratificante es poder tener alimentos soberanos cada día de nuestras vidas, con nuestro esfuerzo”, aseguran los emprendedores.


Emiliano Zeroleni y Karen Martínez llevan adelante desde 2015 el proyecto El Matorral, un huerto agroecológico que tiene como objetivo central aportar a su alimentación cotidiana. Está ubicado en Colonia La Matilde, zona rural de Villa del Rosario, a 22 km de Chajarí. La huerta tiene 360 metros cuadrados, “nos alcanza para suplir lo que sería un bolsón grande de verduras para cada familia por semana” explicó Emiliano.

En un principio también se dedicaban a vender semillas de su propia producción y a intercambiar semillas con otras comunidades de hortelanos, de otros puntos del país, como Buenos Aires, Mendoza, El Bolsón, Monte Vera, entre otros.

Luego, en 2016 y 2017 sumaron la elaboración de productos deshidratados, condimentos y mezclas para infusiones. En 2018, con una ampliación de la huerta, lograron comenzar a vender el excedente de verdura fresca, y con esa modalidad siguieron hasta principios de 2020, cuando llegó la pandemia y esto hizo que prioricen el autoconsumo familiar en la huerta. Ya en 2022 sintieron la necesidad de vincularse colectivamente con otros para poder generar más excedente y sumar variedades. Actualmente, son cinco familias a cargo de la huerta.


VARIEDAD


En la huerta trabajan con una importante variedad de productos frescos, de estación, como lechuga, acelga, mostaza, mizuna, brócoli, coliflor, cebolla, ajos, morrones, berenjenas, batatas, repollos, habas, arvejas, aceitunas, granada, paltas, duraznos, maracuyá, mamón, rúcula, zanahorias, y muchas más. “Intentamos que sea muy variado, para tener una alimentación variada, ya que de la huerta depende mucho de lo que comemos en lo cotidiano” recalcó Emiliano.

El grupo de trabajo es muy heterogéneo y con formaciones muy diversas “y de esa misma diversidad proviene lo enriquecedor de la experiencia, con mucho conocimiento empírico de personas que conocen del tema por tradición agrícola que pasa de generación en generación”, aseguró Emiliano a Mirador Entre Ríos. Son de formación autodidacta, siguiendo los principios de la agroecología y la permacultura.


LO BUENO Y LO MALO


Al ser consultado por las complicaciones que debieron afrontar en su trabajo mencionó la fumigación cercana a la huerta. “Aunque nosotros no apliquemos ningún agrotóxico, por el efecto del viento, la garúa, neblina, todo hace que estos productos lleguen, al estar en un ámbito netamente citrícola”.

En tanto, lo más gratificante aseguró que es “poder tener alimentos soberanos cada día de nuestras vidas, con nuestro esfuerzo, porque ir a la huerta y cosechar tus propios alimentos es algo muy lindo”.

Entre los motivos que hicieron que cambien la modalidad de trabajo y ya no vendan el excedente, explicó que “teniendo en cuenta que toda la logística también la hacíamos nosotros, nos dejó de servir económicamente porque los precios cambiaban muy rápido, y el combustible mucho más, entonces las ganancias bajaron y lo económico dejó de ser un estímulo, no así la satisfacción de contar con alimento sano”.

Tanto Emiliano como Karen tienen trabajos por fuera de la huerta, lo que les permite tener independencia para tomar ese tipo de decisiones y que la huerta vuelva a pensarse como algo familiar. “Somos cinco familias que cultivamos la huerta y nos dividimos los alimentos entre nosotros, a su vez cada familia suele repartir entre los suyos lo que no llega a consumir”, explicó.


CRECIMIENTO


Más que por necesidad, Emiliano asegura que su trabajo en la huerta es una obligación. “Nosotros vivimos de ese proyecto, suple nuestra propia alimentación y es un estilo de vida, una forma de manejarte en la vida. Además de alimentarnos, nos provee de un crecimiento personal muy grande”.


 
Temas: Entre Ríos  Agroecología  Huerta 
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