Lucía Dozo


“Desde mediados de los ’90 me rondaba esta idea de pensar en un lugar donde los registros en cintas magnéticas se preservaran en un espacio/biblioteca. Parte de esa idea la venimos desarrollando en Sonidos de Rosario, con colaboraciones de archivos particulares y propios, con casetes de audios y carretes abiertos: recitales, programas de radios, charlas, manifestaciones, relatos de fútbol, lecturas, etcétera”, explica Adolfo Corts, sonidista, partícipe del llamado periodismo sonoro y creador de la web http://www.sonidosderosario.com.ar/

En el sitio, hay alrededor de 20 mil horas de registros sonoros de Rosario y Santa Fe, además de contenido de distintos puntos de Latinoamérica. “Hace unos años empecé con la idea de crear un espacio sonoro que fuera público y no privado. Apuntaba a un espacio para producir, registrar, rescatar y digitalizar material analógico, donde ese material esté a disposición para la consulta, la circulación, para el desarrollo de un banco de sonidos que pueda ser utilizado con fines educativos, creativos”, señala Corts. La idea se vio materializada el mes pasado, cuando el Concejo Municipal aprobó la creación de la Sonoteca Rosario, cuyo objetivo persigue registrar, resguardar y difundir el patrimonio inmaterial sonoro de la ciudad.

“Entendemos que la sonoteca es un gran aporte cultural para la región. Poder escuchar el sonido de nuestro río, de nuestra gente, rememorar marchas a través de cánticos y de las voces de los protagonistas, ayuda a la construcción de nuestra identidad y es parte fundamental de la historia de nuestra ciudad”, ponderó la edila del bloque Frente de Todos y autora del proyecto, Alejandra Gómez Sáenz.

El paisaje sonoro fue declarado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, argumentando que la salvaguarda, revitalización, regeneración y difusión del patrimonio cultural inmaterial de cada comunidad será un factor que contribuya de manera decisiva a la valoración y conservación de las culturas regionales y locales.

En diálogo con Mirador Provincial, Corts profundiza acerca de los registros, imágenes y paisajes sonoros que construyen una idea de la ciudad.

-¿Cómo y cuándo nació Sonidos Rosario?
-Desde el 2006 registro todo lo posible para el sitio. Principalmente para rescatar la mayor cantidad de voces, historias, fiestas, festejos, tristezas y dolores, canciones, conciertos, lecturas, recitales, medios de comunicación, sonoridades mecánicas, electrónicas, electromagnéticas y digitales, registros del río y los arroyos con sus entornos, naturaleza y sus historias. Siempre pensando en las sonoridades como un bien común e intangible.

En la web, el material está disponible para compartir, no pensado como una mercancía, porque la realidad de la sonoridad -registrada o grabada- no nos pertenece, sino que es un bien cultural de la ciudad, una partecita de la memoria sonora de Rosario. Por eso siempre trabajamos en forma colaborativa; la propuesta es compartir.

-¿Qué momentos históricos pudiste registrar a lo largo de estos años?
-De los momentos históricos de los últimos tiempos, los que más me impactaron fueron los largos días de covid, con la cuarentena, sumados a los días de paro de colectivos. La ciudad se volvió silenciosa, sin la contaminación sonora creada por los vehículos, las construcciones, que producen tanto estrés y quitan sueño y posibilidad de descanso. La sonoridad social dejó de escucharse, casi nada se compartía. Hasta las bocinas de los botelleros y chatarreros dejaron de sonar por un tiempo. Las cornetas de los y las churreras seguían marcando las horas de las meriendas en plena cuarentena. El 24 de marzo, la plaza 25 de Mayo estuvo casi en silencio. Las máquinas de café dejaron de sonar, las peatonales estaban vacías al igual que los colectivos, cuando funcionaban. Yo había armado un sistema de grabación que registraba durante todo el día desde una ventana, llegué a grabar más de 700 horas, mañana, mediodía, tarde, noche y madrugada: las horas de los grillos y de los pájaros. Como trabajador esencial recorrí la ciudad silenciosa. Después empezaron, de a poco, a circular los vehículos y solo era escuchar motores sin la textura sonora que producimos los humanos.

-¿Cuál es el proyecto de la sonoteca y cómo viene avanzando?
-La idea de la Sonoteca/Espacio Sonoro en la era digital comenzó en el año 2009, cuando empezamos a pensar que el proyecto que desarrollamos en Sonidos Rosario debería ser público y no privado. Buscábamos un espacio para producir, registrar, rescatar y digitalizar material analógico para establecer comunicaciones con instituciones municipales, provinciales y nacionales, donde el material esté a disposición para consulta y/o circulación. Pensábamos en el desarrollo de un banco de sonidos que pueda ser utilizado con fines educativos y creativos, que busque rescatar la mayor cantidad de voces posibles. Siempre pensando que las sonoridades son un bien común e intangible.

Los sonidos de la ciudad

En agosto de 2021, Sonidos Rosario fue seleccionado para la beca Creación 2021 del Fondo Nacional de las Artes por su proyecto de un mapa sonoro de la ciudad de Rosario, una iniciativa que ya había visto la luz un año antes. Además, en la web siguen creciendo los registros de las diversas localidades de la provincia de Santa Fe: “De las 365 localidades de la provincia, hay registros de unas 90. Tengo el plan de viajar este año al norte provincial para seguir sumando sonidos. Además, hay audios de casi todas las provincias argentinas”, apunta Corts.

En la categoría Oído absoluto hay una “mezcolanza sonora”, es decir, archivos en casetes, cintas abiertas, charlas, conferencias, presentaciones, registros de América Latina y del mundo. Además, en la sección se pueden encontrar muchas voces de personas cantando goles, incluidos varios reclusos de la cárcel de Piñero.

“También -agrega Corts-, hay un proyecto que empecé en el 2008 y son registros de canciones de cuna, cantadas por mujeres nacidas en el país y por madres inmigrantes”.

El sitio web cuenta con unos 250 colaboradores que participan del proyecto de maneras diversas, mientras que Corts hace aportes de manera diaria. “Grabamos radio, televisión y otros formatos de medios digitales. En el banco sonoro, no en la web, hay entre 20.000 y 24.000 horas de registros sonoros. Esta sección la inauguramos hace dos meses; son lecturas en algún lugar de la ciudad, pero principalmente en bares, nos sentamos y se realizan las lecturas, sin amplificar y sin hacer una convocatoria. Todo es parte de la cultura de la ciudad”.