Guillermina Ferraris
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–¿Cuándo y por qué comenzaste a vincularte con la gestión de la salud menstrual y sustentable?

–Todo comenzó años atrás; mis menstruaciones eran muy incómodas y dolorosas, toda mi adolescencia la pasé mal con ese tema y tenía en la cabeza la frase “parirás con dolor”, entonces la asociaba a que todos los procesos sexuales que me tocaran vivir iban a ser con dolor. Como a los 20 años empecé a cuestionarme esa idea y arranqué por la menstruación. Hacia adentro pensaba “no puede ser que algo que sea tan natural, y con lo que tengo que convivir todos los meses, sea tan incómodo”. Me parecía raro, había algo que no me cerraba y entonces empecé a buscar otras “formas de menstruar”, otras alternativas. ¿Qué habían usado las mujeres a lo largo de la historia para transitar este momento? Sí sabía que el tema de las toallitas y tampones descartables era bastante novedoso. Las abuelas por ejemplo no usaban eso, ellas cuentan que usaban trapos y telas, que también eran muy incómodas, pero las descartables no hace mucho que se empezaron a fabricar.

Buscando encontré el dato de que la copa menstrual surge en el Siglo XX, o sea que no es algo tan innovador, o algo súper nuevo, pero sí totalmente desconocido. La empecé a escuchar nombrar en el año 2012, era algo totalmente novedoso por lo menos en Argentina, entonces me compré la primera copa menstrual (que me costó un montón) con una señora que viajó a Europa y la trajo junto con un montón de cosas raras.

Compré la copita sin saber absolutamente nada, sin tener mucha información, porque en ese momento no era como ahora, no tenía toda la data disponible en redes sociales e internet. Y la empresa que empieza a fabricar en Argentina recién se estaba gestando. Era animarse y probar, sin tener a otra persona que me cuente de su experiencia. Por suerte nos apoyamos con esta amiga, ella se compró una y yo otra, y así probamos la copita menstrual.

Conceptos

–¿Y desde tu experiencia cómo definirías la salud menstrual?

–El concepto de salud menstrual también es bastante novedoso, yo lo empecé a usar y mi emprendimiento fue mutando de nombre. Hace un año empezó a tener más forma y a ver con más claridad ese concepto. Haciendo un poco de retrospectiva de lo que fue mi proceso de salud menstrual desde este momento en el que lo pasaba de forma incómoda y con mucho dolor, era algo de lo que no se hablaba, o me daba vergüenza o si lo comentaba y nombraba la sangre menstrual, me decían “ay, qué asco, no digas esas cosas acá, no hables de eso enfrente de tu hermano o enfrente de tu novio” y eso me hacía ruido. Hoy en día tengo un emprendimiento de todo eso y vivo mis menstruaciones de forma placentera y cómoda. La espero con ganas, me compro y hago productos que me gustan para ese momento. Cambié totalmente el concepto de higienizar a recibir.

Para mí, la salud menstrual es un proceso, no es un estado, es un proceso dinámico que a veces puede tener momentos de incomodidad y dolor, pero justamente esa incomodidad y ese dolor viene de alguna manera a movilizarnos o hacernos poner la atención sobre algún proceso sexual o alguna parte del cuerpo que está necesitando más atención, más cuidado y la salud menstrual tiene que ver con eso, prestar atención a la menstruación particularmente, si duele, por qué está doliendo, a veces duele porque no entendemos cómo funciona nuestro cuerpo entonces no nos cuidamos adecuadamente.

El cambio es ahora

Sabido es que las toallitas y tampones descartables tienen un fuerte impacto en el ambiente, ya que generan 132.000 toneladas de residuos no reciclables al año. Hablamos de residuos patógenos que además pueden filtrarse y contaminar aguas subterráneas, arroyos y lagos, produciendo problemas graves de salud. En un estudio publicado por la Universidad de La Plata, en el que se analizan los componentes de toallitas y tampones, se determinó que en el 85% había trazas de glifosato.

–¿Por qué es necesario mutar hacia opciones más sustentables?

–Creo que hay una generación hoy que está más consciente del daño y del impacto ambiental que tiene la manera en que vivimos y también sabemos que es imposible habitar este planeta sin contaminar, hay muchos hábitos y costumbres que tenemos, que dañan el planeta y a nosotros.
En realidad este emprendimiento surge por incomodidad súper individual, no es que yo era ecologista y dije “voy a hacer algo por la ecología y me compro la copa menstrual por eso” sino que fue por una cuestión de salud personal, pero también me di cuenta de que usar una toalla descartable o un tampón me hace mal, me es incómodo, me hace ver la menstruación como algo sucio, y además de todo eso también contamina. Realmente quizás con otras cosas, cambiar hábitos para mejorar la calidad de vida y volverla más sustentable y cuidar el planeta, hay hábitos que realmente implican un esfuerzo para nosotros como separar la basura, no aceptar bolsas, tratar de comprar productos que no tengan tanto packaging o hacer un compost, hay distintos grados de complejidad en esto de tratar de ser sustentable, bueno justo el tema de la menstruación sustentable no es uno de esos, no hay que hacer esfuerzos, el cambio te da comodidad y es inmediato.

Usar una copa menstrual o una toallita de tela ya hace que notemos un montón de cambios en nuestra propia menstruación: no tiene olor, disminuye el sangrado, seguramente tengas menos dolores menstruales, es beneficioso para una y es muy fácil sostener el hábito sustentable.
Creo que los productos sustentables son necesarios por una cuestión de conciencia ambiental, porque son uno de los desechos más contaminantes que hay en el planeta, porque usamos muchísima cantidad, todos los meses durante toda nuestra vida fértil, la mitad de la población y porque además los productos descartables perjudican nuestra salud ginecológica y menstrual.
Por último también me parece necesario cambiar hacia estas alternativas sustentables por una cuestión social, de la mirada que ha tenido la menstruación y un montón de procesos sexuales de los cuerpos menstruantes, como algo a esconder, algo tabú, algo sucio y eso realmente nos ha afectado a gran parte de la población de personas menstruantes, nos ha afectado porque es algo con lo que convivimos y hemos tenido que esconder o que hemos sentido como algo malo, cuando en realidad es todo lo contrario.

Estos productos sustentables, al tener que reutilizarlos nos permiten conectarnos de otra manera con la menstruación y cambiar el chip de que es algo sucio que tengo que tirar, a algo que está bueno, es un signo de salud, y es un momento de la sexualidad tan importante como cualquier otro y hay que respetarlo.

Entonces estas opciones sustentables al reutilizar los productos, lavarte la toallita o ver la propia sangre en estado natural en la copita, hace que también haya un cambio social de la mirada sobre la menstruación.

Alternativa local

–¿Qué alternativas a la gestión menstrual tradicional ofreces en Morgana, el emprendimiento que sostenes?

–Las alternativas que ofrecemos en Morgana son: toallitas de tela reutilizables que no son lo mismo que usaban nuestras abuelas, porque tienen un diseño para que sean anatómicas, finas, cómodas, además también intentamos que sean lindas, atractivas, que den ganas de usarlas como cuando nos compramos ropa interior. Para que también conectemos con la menstruación desde ese lugar de comprarte algo que te gusta.

Por otra parte también están confeccionadas con telas que tienen cierta tecnología que hacen que sean impermeables y respirables. También tenemos protectores, para acompañar en otros momentos del ciclo, en los últimos días. Tenemos distintos talles para distintos cuerpos, también pensamos en adultas mayores que por ahí tienen incontinencia y siguen usando toallitas y protectores descartables, no sólo en la vida fértil sino también después, así que me pareció importante poder tener una opción para ellas.

Protectores mamarios también y la copita menstrual ofrecemos de distintas empresas. Es el producto que más confiabilidad tiene desde la medicina, muchas se han animado a probar y a un montón les ha gustado, les ha venido súper bien. Y ahora también estamos ofreciendo la bombacha menstrual, confeccionada con telas técnicas, impermeables y respirables, con telas de algodón absorbente para tener otro producto diferente que brinde comodidad en especial para dormir y demás.