Gisela Mesa [email protected]


Uno de los referentes más importantes de la cumbia santafesina regresa a Rosario con su espectáculo: La Fiesta del Aguante volumen 2. Hablamos de Mario Pereyra, ex integrante de grupos como Amanecer Tropical, Los del Mar y Los del Palmar. Formó su propio conjunto de música tropical con el que recorre el país con rotundo éxito.

Nacido en barrio Centenario de la ciudad de Santa Fe, a los 5 años desembarcó con su familia en Adelina Oeste, de Santo Tomé. Su infancia la compartió con sus seis hermanos, y junto a su padre Aurelio Pereyra y su madre Irma Gómez.

Dueño de una voz grave característica comenzó a cantar a los 14 años en el grupo Vibración y participó en varios grupos más como Amanecer tropical y Los del Mar.

En 1987 fue convocado a integrar el grupo Los del Palmar con quien grabó su primer disco. Integró por 12 años esa agrupación desde 1987 hasta 1999, con la cual grabó nueve discos.

Mirador Provincial dialogó con el artista para conocer sus comienzos y sobre que siente estar regresando a los escenarios luego de dos años de cuarentena.

-Así como el río Misisipi fue clave para el nacimiento del blues, el rio Paraná dio origen a la cumbia santafesina. ¿Desde qué edad te empezó a gustar la música y el género tropical?
-Desde muy chico me gustaba la música en sí. No solo la cumbia, el rock, el folclore. Pero creo que a los 7 años me subí por primera vez a un escenario, con un grupo de cumbia, de cumbia de las viejas. El grupo Vibración con mi tío Negro. Ahora él vive en Santo Tome, siempre compartimos anécdotas de esa primera vez.

-La cumbia es un género alegre, romántico, pero también puede llegar a ser muy nostálgico. ¿Coincidís?
-¡Sí! La cumbia te transporta a distintos estados y etapas de tu vida, como la vida misma. Tiene momentos buenos y momentos malos. Lo coincidente que tiene la cumbia es cuando la ponés en una radio. Ahora se usan más las aplicaciones. Suena un tema que te identifica tanto, que es lo que la hace distinta. Escuchás de tu primer amor, del desengaño, cosas que te han pasado y uno las toma como propias.

-Hablame de tu infancia en Santo Tomé.
-Fue sufrida como todas las infancias de antes. Trabajábamos desde chico, como decirte que a los 14 años ya tenía un trabajo propio, para comprarme mis cosas. Mi padre era policía, trabajaba todo el día. Y mi madre en casa como las amas de casa de antes. No nos hacía faltar nada. El dicho dice que cuando somos chicos, queremos ser grandes… Y hoy realmente me gustaría ser chico, sin obligaciones, correr en el campo de mi barrio, sin miedo a que nos pase algo, a que nos roben y volver a casa todos embarrados, que no me suene el teléfono celular a cada rato. En fin.

-¿Cuál es tu desenchufe de la realidad?
-Y actualmente mi familia, mi señora y mi hija. Antes me desenchufaba tocando la batera, o me iba a pescar con mis amigos a Coronda, o andar en moto… Tengo una carpintería con un amigo, la cual de vez en cuando le caigo a cortar maderas, a modelar muebles y otras cosas, que me hacen realmente desenchufarme y mantenerme con los pies en la Tierra. Te doy un ejemplo. Vengo de varios shows en una noche, donde cada vez que 50 mil personas corean tu nombre cualquiera se creería algo importante. Lo mío pasa por eso, aprovechar el momento y nada más. Sino, no sería lo que soy actualmente.

-¿Cuáles son tus influencias musicales?
-Hoy me gusta mucho Gilberto Santa Rosa, pero estoy muy al tanto de estilos musicales, como David Bisbal, Rivera, no tengo una influencia musical bien marcada, solo gustos que varían la época del año. Hoy estoy a full con canciones infantiles que se pegan de escucharlas. De mi bebé quien te dice que no saque un tema musical infantil (risas).