Pablo Menna y Eloísa Martínez García son los protagonistas de una historia como tantas. Compañeros de secundaria, allá por la década del 80, cada uno hizo gran parte de su vida por separado y la vida los volvió a encontrar en 2013. Desde allí no han separado sus vivencias ni sus sueños, uno de los cuales era el de contar con un emprendimiento en el norte entrerriano.

Ese sueño llevó mucho esfuerzo y se trata del primer viñedo de La Paz. “Cabañas del Viñedo” es un proyecto que vincula la enología experimental con un lugar paradisíaco ubicado a pocos metros del centro de la ciudad. Un complejo turístico que propone vivir la experiencia de descansar y disfrutar mientras se puede degustar y aprender sobre la cosecha de la vid.

Mirador Entre Ríos dialogó con la pareja, para conocer más sobre esta nueva alternativa turística tan innovadora en estas tierras.

–¿En qué contexto nació el emprendimiento?
–En plena pandemia y durante los primeros días que nos permitieron salir a caminar, andábamos recorriendo la zona por calles de tierras y encontramos una chacra abandonada a la que le vimos potencial, la verdad que no estaba en los planes comprar una chacra, pero algo pasó que al mes y medio ya era nuestra. La compramos en agosto y en octubre emplazamos la primera cabaña de madera. Un año después, ya hicimos la primera plantación de uvas. Fue clave el hecho que Eloísa sea ingeniera agrónoma para largarnos a hacer esto. Ella da clases en escuelas rurales y yo tengo una empresa de software.

DE QUÉ SE TRATA

–¿Qué ofrece específicamente “Cabañas del Viñedo”?
–Los servicios aún se están armando, tenemos visitas guiadas con degustación de vinos y fiambres, además de ofrecer la posibilidad de algunos espectáculos musicales. La otra opción es hacer todo eso, pero alojados en nuestras cabañas. Se están construyendo seis cabañas más y ya tenemos nuestra pileta. Además, tenemos bosques nativos y la posibilidad de avistar cerca de 80 especies de aves. Tenemos once hectáreas donde podemos recorrer unos tres kilómetros de senderos en ese marco.

–¿Cómo fueron esos primeros meses?
–Cabe destacar que nosotros al limpiar la chacra no la desmontamos, sino que precisamente la limpiamos, la gente se sorprende de la cantidad de árboles que conservamos. En ese 2021, plantamos las primeras 850 plantas. Fueron cuatro variedades para vinificar y dos variedades para uva de mesa. Fueron meses muy duros de mucho trabajo y aprendizaje, pero con mucho disfrute.

–¿Siempre fue pensado con el concepto de turismo enológico?
–Sí, esa era la idea, pero no a cualquier precio, nosotros todo lo que hacemos es agroecológico, no usamos agroquímicos, son todos productos orgánicos y permitidos. Las cabañas tienen energía solar y toda la iluminación del predio también es solar. Queremos convivir con la naturaleza en el marco de una economía verde.

INTERÉS TURÍSTICO

–Desde hace un tiempo están incluidos en el cronograma de actividades municipales para cada fin de semana largo. ¿Qué significó eso para ustedes?
–Es importante que destaquemos eso, porque el intendente y la secretaria de Turismo nos han visitado y el lugar fue declarado de interés turístico municipal. Nos sentimos muy apoyados, si bien nos falta que nos ayuden con el camino de acceso, ya que tenemos 500 metros de tierra y aún no hemos podido lograr que se nos mejore ese tema. Esperemos para septiembre ya tener todo como queremos para funcionar al 100%.

–¿Qué repercusiones están teniendo en la ciudad?
–El proyecto está teniendo una aceptación muy buena en la ciudad y la difusión que le ha dado el municipio al incluirnos en el cronograma de actividades para el fin de semana largo nos ha impulsado un montón. Tenemos vecinos cercanos que no sabían nada y al enterarse no pueden creer lo que se estaba gestando cerca de ellos.

CAPACITACIÓN

–¿Cómo se van capacitando en la realización de vinos?
–Nos sumamos hace seis meses a “Un Cambio Rural”, que organiza el INTA de Victoria. Eso fue un alivio porque nos sentíamos bastante solos, ahí podemos interactuar con varios productores de vinos de la zona de Victoria, que además tienen proyectos de enoturismo, así que nos sirve un montón. En ese espacio contamos con un enólogo sanjuanino que se llama Tomás Díaz y él nos ha ayudado mucho, aprendemos todo con él.

–¿Cuándo se podrá disfrutar el producto ya fraccionado?
–En el verano tuvimos nuestra primera vinificación así que al vino lo vamos a estar embotellando para mediados de octubre. Algo estamos usando ya, pero la mayor parte está madurando. Calculamos sacar 150 litros.

–¿A qué tipo de público apuntan?
–Apuntamos a todo aquel que le guste estar en contacto con la naturaleza y disfrutar de un buen descanso. Acá todo es súper tranquilo, armonioso y en ese contexto, disfrutar de un buen vino.

BUENOS RESULTADOS

–El clima y el suelo paceño, ¿ayudan o complican el crecimiento de las uvas?
–Es importante destacar que en una época entre Ríos era la primera productora de vinos de Argentina, luego existió una prohibición para fraccionar y eso complicó todo, permitiéndole a las provincias de cuyo comenzar a superarnos. Hoy estamos retomando de a poco y tenemos que saber que la vid es una enredadera y se adapta a casi todos los climas. Nosotros hemos obtenido muy buenos resultados ya que en tiempo récord pudimos cosechar, lo hicimos al año y cuatro meses. Eso en Cuyo no se da y se debe al buen clima que tenemos. Si bien a la planta la afecta la humedad, si la cuidamos sale todo bien. En poco tiempo la provincia se va a posicionar con las uvas blancas, para vinos blancos y espumantes porque creemos que tenemos mejor calidad que Mendoza o San Juan.

–¿Qué varietales están cultivando?
–Hoy en día contamos con plantaciones de malbec, cabernet sauvignon, tannat, viognier, marselan, flame y red globe. Todas son provenientes del reconocido vivero de genética San Nicolás, de Mendoza, las cuales son implantadas en sistema de espalderas.