Guillermina Ferraris
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En nuestro país, la expansión del discurso prohibicionista y de la “guerra contra las drogas”, han generado un desfase en los límites humanitarios de la opinión pública, a la hora de hablar de consumo de drogas. La temática afecta la sensibilidad de las personas tanto como la política y la economía mundial. El principal problema radica en la asociación mecánica que se suele hacer, desde el imaginario colectivo, entre usuario de sustancias y consumo problemático. Sin embargo, el documento oficial realizado por el Comité Científico Asesor en Materia de Control del Tráfico Ilícito de Estupefacientes, Sustancias Psicotrópicas y Criminalidad Compleja, señala que del universo de personas que consumen sustancias, una inmensa mayoría no incurrirá en consumos problemáticos, siendo en un grupo relativamente pequeño, en proporción al universo de consumidores, donde el uso adquiere este tipo de características.

En nuestro país, los paradigmas que dominan la escena del consumo de sustancias son el prohibicionista, que utiliza la doctrina de la seguridad para criminalizar al usuario, y el médico-abstencionista, que reduce su autonomía hasta considerarlo un enfermo. Ante tal compleja realidad, se vuelve una tarea fundamental el poder deconstruir y disputar el sentido común hegemónico, poniendo en tensión estos abordajes y proponiendo nuevas formas de ocuparnos de esta problemática. Con la intención de aportar a esta disputa es que surge el colectivo Otras Miradas, integrado por un grupo de gestores culturales, que además son estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación.

A raíz del Taller de Diseño y Gestión de Proyectos Culturales, perteneciente a las currículas de la Licenciatura en Comunicación Social y la Tecnicatura en Gestión Cultural, los estudiantes Tabaré Echeverría y Gaspar Mussin tuvieron la idea de realizar una doble jornada que se realizaría primero en Paraná y al día siguiente en Santa Fe, de la que participarían organizaciones que llevan adelante experiencias de abordajes alternativos al consumo problemático de sustancias. Luego de meses de trabajo y gestión de recursos, la idea se concretó de manera exitosa y obtuvo una declaración de interés académico por parte del Consejo Directivo de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Uader.

La actividad

La jornada en Paraná se concretó a sala completa y contó con la presencia de estudiantes de distintas carreras, profesionales de la salud mental y ciudadanos de variadas edades. Al panel asistieron representantes de la organización Red Puentes, perteneciente a la región paranaense del Movimiento Popular La Dignidad, del Centro Huella (una institución pública de Salud dependiente del Hospital Escuela de Salud Mental); y profesionales que integran el Proyecto “Más vínculos, menos riesgos”, una iniciativa del Centro de Salud Manuel Belgrano. La modalidad del intercambio fue mediada por una moderadora que indicaba las distintas instancias del debate: inició con una presentación en la que cada organización pudo dar a conocer su esencia y la forma en que trabaja los consumos; continuó con un momento de discusión y posicionamiento acerca de siete ejes que fueron propuestos por los gestores de la actividad y una etapa final en la que se habilitaron preguntas del público.

Modos de abordaje

En relación al modo de abordar los consumos problemáticos de sustancias y las adicciones, Paula Truffe y Daniela Barreto, representantes de Red Puentes, contaron que su red federal está compuesta por 24 casas de atención y acompañamiento comunitario, que a su vez están ancladas en distintos territorios. “Apostamos a que las personas que participan de nuestras casas sean los protagonistas de su propia historia. Queremos construir de manera conjunta caminos de vida digna, que no sólo impliquen trabajar sobre el consumo problemático de sustancias, sino también armar respuestas en relación al trabajo, educación, salud, redes y derechos”, afirmaron.

Por su parte, Lilia García, directora del Centro Huella, explicó que allí ofrecen gratuitamente abordaje y tratamiento a personas atravesadas por la problemática de adicciones y que ofrecen asistencia grupal e individual con equipos provenientes de diversas disciplinas entre ellas: Medicina, Psicología, Psiquiatría, Trabajo Social, Terapia Ocupacional, Psicología Social, Acompañamiento Terapéutico, Asesoría Jurídica y Comunicación Social.

La directora del Centro de Salud Manuel Belgrano, Micaela Rey, y los profesionales Maximiliano Gutiérrez y Gastón Palmieri, ahondaron en los inicios del proyecto “Más vínculos, menos riesgos” y comentaron que su objetivo es “disminuir los factores de riesgo asociados a los consumos y potenciar los factores protectores, con el fin de mejorar la calidad de vida y poder pensar en otros proyectos de vida” a través de la generación de espacios de diálogo-socialización de información-aprendizaje. “Vemos central poder pensar nuestras miradas desde un paradigma holístico que nos permita ver la multicausalidad de factores, y el caso a caso donde el eje nunca puede ser la sustancia, sino por el contrario la persona y sus relaciones o formas de vinculación”, aseguraron.
Concretamente, la propuesta que plantea el paradigma de Reducción de Riesgos es reducir los daños asociados al consumo de drogas brindando información fidedigna, eliminando las cargas morales y los prejuicios que suelen asociarse, construyendo conjuntamente las decisiones y los objetivos que el sujeto demandante toma, con el fin de mejorar su calidad de vida. Son estrategias que se caracterizan por ampliar el abanico de la oferta de atención integral, adaptar las intervenciones considerando la heterogeneidad y trayectorias individuales de cada consumidor y fomentar un vínculo con los trabajadores de la salud más igualitario, flexible y participativo. Además, invita a incorporar medidas que permitan un uso controlado de sustancias y, en general, utilizar recursos más abiertos, amigables y no censuradores para el abordaje de los daños potenciales.

MIRADOR ENTRE RÍOS dialogó con Gaspar Mussin y Tabaré Echeverría acerca de los aspectos relevantes que tuvo la realización de las jornadas. “Lo positivo de la actividad se dio en muchos sentidos, por ejemplo en el punto fundamental de coincidencia entre las organizaciones que participaron, y el ida y vuelta que se generó entre los organismos, que a pesar de provenir de diferentes espacios de militancia y de trabajo, pudieron retroalimentarse a través de las diferentes posturas que cada uno tomó y que cada uno ejerce en la práctica”, reafirmaron.

Queda evidenciada la urgente necesidad de fomentar espacios de intercambio, que habiliten el reconocimento por parte de las instituciones, organizaciones y de la ciudadanía en general, de que a pesar de las diferencias, los trabajadores de la salud están realmente trabajando en un abordaje alternativo al prohibicionismo y al abstencionismo, es una realidad posible y se está ejerciendo hoy en día.

Ejes

En las jornadas propuestas sobre Drogas, Derechos Humanos y Salud Integral se dio lugar a un debate que giró sobre los ejes de: la aplicación de la reducción de daños; los consumos responsables; la criminalización de usuarios de drogas; y específicamente el artículo 4° de la nueva Ley de Salud Mental.