Una artista completa

“Si hay algo que me gusta del teatro es la risa de la gente”

Con 77 años, Norma Britos sigue demostrando que su amor por la actuación continua intacto. La abuela disfruta cada momento arriba del escenario, ganándose rápidamente el cariño de la gente. Pero no todo quedó sobre las tablas. La crespense continúa deleitando a los niños y niñas con las lecturas de cuentos y a los oyentes de radio con su programa vespertino.
31-03-2022 | 22:42 |

Del teatro a la radio y los cuentos con los niños
Foto:José Prinsich
José Prinsich
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Desde joven, Norma Britos supo que su vida iba a estar estrechamente relacionada con el teatro y las artes escénicas. El contacto directo con las tablas no fue producto de la casualidad sino de la causalidad y su familia tuvo mucho ver con esta decisión, ya que su mamá era actriz y su papá, aunque ya mayor, también había demostrado dotes artísticos. En ese ambiente se crio la futura actriz de la Capital Nacional de la Avicultura.

Sus primeras herramientas en el mundo de la dramatización las adquirió junto a su hermano Orlando en un taller de teatro. Humberto Alfredo Seri fue su primer director teatral y el que le transmitió las primeras nociones elementales. La señora, que actualmente tiene 77 años, debutó con la obra “La estancia de Santa Brígida” y a partir de aquel momento nunca paró de interpretar personajes, de hacer reir a la gente, de despertar infinidad de emociones en el público.

-¿Cómo fue esa primera presentación?

-No me voy a olvidar nunca más porque es como el primer novio. Yo estaba por cumplir 15 años. Por aquel entonces (1959), las mujeres tenían otras culturas y estilos. Mi personaje era una dama que coqueteaba con todos los peones de la estancia. Tenía tanta vergüenza que hacía todo mal en los ensayos. Recuerdo que el director los largaba a todos y yo me tenía que quedar para explicarme nuevamente todo, especialmente para que yo saque esa timidez. Mi hermano se quedaba sentado esperándome. Cuando hicimos la obra, todo lo que me había enseñado Humberto Seri salió con el primer aplauso. Fue maravilloso y ahí salió la Norma Britos que después perduró en el teatro.

-¿Cómo continuó tu carrera después de eso?

-Me casé muy joven. A los 20 años tenía una hija. A los 22 tuve la segunda y me dediqué a cuidarlas. Cuando las edades de mis hijos me lo permitían, decidí volver al teatro y volví al ruedo. Actualmente tengo tres hijos, ocho nietos y cinco bisnietos. Tuve varios directores. Además de Seri, lo tuve a Jorge Muzzachiodi y a César Román Escudero, quien empezaba a dar sus primeros pasos en el teatro. Con César hace más de 20 años que estoy. La primera obra que hice con él fue un éxito y se llamó “Las mujeres de negro”. Una obra linda y divertida.

-¿Trabajaste con tu hermano?

-Nosotros, durante seis años, recorrimos la provincia todos los sábados con sus obras costumbristas de humor. La gente nos empezó a conocer, fue una experiencia maravillosa. Llenábamos las salas. El público se sacaba fotos con nosotros y ahí conocí la fama. A la par de eso, también estaba con César, a quien lo considero como un hijo. Con mi hermano presentábamos obras los sábados y con César los domingos.

-¿La familia se convirtió en un pilar fundamental en todo este tiempo?

-Ellos son mis pilares. Yo quedé viuda. Mi marido siempre me ayudó con los libretos y él se los sabía de memoria. Él me tomaba y a veces no iba a verme porque se ponía muy nervioso, más que nada porque se sabía la letra y cuando yo hacía un silencio, él creía que yo me estaba olvidando y me quería tirar texto desde la butaca. Entonces, se quedaba en casa preparando el asado para los chicos del elenco. Carlos Drescher era muy buen anfitrión con todos los chicos del teatro. Sigo recibiendo gente y nos reunimos acá en casa para charlar y compartir lindos momentos.

-¿Qué papeles recordás?

-Tuve muchos papeles. Con César hice uno que me quedó muy grabado y era de Josefa Ezcurra, la amante de Manuel Belgrano. Un personaje fuerte, con carácter, líder, hacía espionaje para Rosas. Mi quedó ese personaje porque la gente salió impactada. Después hice otro papel que se llamaba Pernell, que era la abuela de la familia. Era una señora que corría por el escenario y los mandaba a todos.

-¿Qué es lo que más te apasiona del teatro?

-Si hay algo que me gusta del teatro es la risa de la gente. Tengo fotos donde la gente está con la boca abierta, riéndose. Eso es extraordinario e impagable. Sentir la risa, que se rían a carcajadas y que te aplaudan es maravilloso. Gracias a Dios lo he vivido todo. Para mí es muy importante el teatro. Amo el teatro.

-¿Cómo te preparas antes de salir a escena?

-No soy muy religiosa, pero soy de mucha fe. Antes de salir a escena por primera vez me persigno y me invoco para que Dios me ayude. Me mentalizo para que todo salga bien y me preparo para eso. No soy una improvisada. Ahora me cuesta un poco por la edad y, además, no tengo a mi compañero de vida, que era el que me ayudaba con los textos. Ahora tengo que estudiar la letra sola. Por ahí viene alguno de mis hijos y me ayuda.

Abuela cuenta cuentos


-¿Cómo nace lo de la abuela cuenta cuentos?

-A consecuencia del teatro. Siempre conté cuentos y me encanta. A mis hijos les inventaba historias y personajes. Todas las noches tenía que seguir esa historia que había inventado en el momento. Mi marido se venía de la habitación para escuchar cómo continuaba esa historia. De repente, me di cuenta que tenía aptitudes para eso. En una oportunidad, mi nieta – sabiendo que me gustaba contar cuentos – me convoca para relatar junto a otros abuelos. En ese momento yo vivía en Victoria. Entonces conté un cuento que me lo había contado mi padre, que a su vez se lo había contado su papá. El cuento se llamaba “El Chivigato”. Ese fue mi caballito de batalla en las escuelas. Mi primera escuela fue la 203 “Guaraní”. Así recorrí todas las escuelas de Crespo y el éjido. En el 2012 presenté mi primer libro que se llamó “Un mundo de fantasías”.

-Gracias a esto también llegas al cine.

-En una oportunidad, dos estudiantes de cine de la ciudad estaban buscando una persona para hacer un cortometraje, en el marco del proyecto final para aprobar la tesis. Así me eligieron al observarme contar cuentos. Esos directores, hoy reconocidos en el mundo del cine, son Eduardo Crespo e Ivan Fund. Tengo el orgullo de que me hayan elegido. Luego de un tiempo me convocaron nuevamente para otro cortometraje, pero ya no como estudiantes sino como directores de cine.

-¿Y a la televisión?

-Mi hijo Alejandro, que trabajaba en el canal, me dijo: “¿Por qué no hacemos un programa?”. No estaba muy convencida. Un día viene Alejandro con el camarógrafo y empezó a convocar a los chicos del barrio para que les cuente un cuento en el living de mi casa, todos sentados en el piso. Pasó un tiempo y lo que habíamos grabado estaba saliendo en la tele. En el canal quedaron enloquecidos con eso. Así que empecé con el programa “La abuela cuenta cuentos”, un micro que iba después del noticiero para que los chicos se vayan a dormir. Lo veía todo Crespo tanto la gente grande como los jóvenes y niños. Me hice muy popular y en los negocios donde iba me decían que veían el programa. La televisión es una cosa increíble. Estuve 10 años en la televisión, después por razones personales dejé.

-Como si fuera poco, también haces radio

-Con esto de la pandemia, de que había que quedarse en casa, me puse a pintar cuadros como hobbie. Empecé a pintarle a mis bisnietos. En eso me entero que se dictaba online un Taller de Producción Radiofónica. Éramos tres mujeres de Crespo que nos enganchamos con la propuesta. A mí me habían convocado para hacer un programa con la “Abuela Cuenta Cuentos” en la radio. Cuando comenté que estaba haciendo un curso de radiofonía, desde la radio decidieron darme un programa completo, donde también estaba incluida la abuela cuenta cuentos. El segmento se llamaba “El camino de la vida” y estaba integrado por Norma Britos, Valentina Frank y Claudia Benedetto. Este año pusimos en marcha “Vivencias”, que se emite todos los jueves de 17 a 19 por FM Sol 93.3. Invitamos a personas que quieran contar sus vivencias, especialmente a los anónimos. El programa está teniendo muy buena repercusión.

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