Guillermina Ferraris
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El proyecto que busca accesibilizar por diversas vías la terapia cannábica a los y las entrerrianas, obtuvo dictamen favorable en la reunión de la Comisión de Salud de la Cámara de Senadores de Entre Ríos. Hubo mociones para que se pusieran más límites y reglamentaciones al autocultivo, pero el espíritu del texto se mantuvo.

La atmósfera a nivel nacional e internacional es de cambios fervientes. Sin ir más lejos, el mes pasado el gobierno nacional reglamentó nuevamente la Ley de Cannabis Medicinal sancionada en 2017, habitando así distintas vías para acceder al cannabis terapéutico, como el autocultivo o el expendio en farmacias.

Hace una semana, la Comisión de Estupefacientes de la ONU eliminó al cannabis de la Lista IV de la Convención sobre drogas de 1961, reservada a las drogas más peligrosas y con un control más estricto, reconociendo así sus propiedades medicinales.

En nuestra provincia, el proyecto de Ley de Acceso al Cannabis Medicinal, que cuenta con media sanción, deberá volver a ser tratado en la Cámara baja luego de una pequeña modificación que tuvo el texto en la Comisión de Salud del Senado. El cambio parece minúsculo pero lo cierto es que resulta importantísimo teniendo en cuenta la actual legislación en materia de cannabis terapéutico: en vez de utilizar el concepto de “prescripción” o receta, desde la Agrupación Paranaense de Agricultores Cannabicxs propusieron utilizar la palabra “indicación” médica, en vez de recomendación o receta, como único requisito para poder cultivar y estar inscripto en el programa provincial de acceso al cannabis medicinal que crea la ley.

Tabaré Echeverría, integrante de APAC, explicó que “pudimos aportar a la discusión sobre el proyecto, exponiendo cuáles son los puntos fuertes, cuál es el marco internacional y nacional que propicia a nivel provincial la salida de esta ley y su correspondiente aprobación”.

Desde la experiencia de activismo que vienen llevando adelante con la agrupación, comentó que además pudieron “caracterizar el marco de necesidad de la inmensa mayoría de personas que usan y cultivan cannabis, y por ello conviven con altos riesgos de criminalización, así como de exposición a un mercado clandestino que no les propicia información, además de enfrentar en ocasiones, costos elevadísimos”.

“Lo que pasó en la reunión de comisión fue importante porque vimos una actitud de los senadores de sostener todo el proceso de amplios consensos que se dieron previo a que se apruebe la media sanción en Diputados y de mantener, con un mínimo cambio en la palabra recomendación por indicación, el proyecto de ley en todo su espíritu, que fue el que le imprimieron las organizaciones sociales que participaron en su redacción”, aseguró.

Oposiciones

Como todo proyecto que viene a elevar el piso de derechos de los y las ciudadanas, la ley de acceso al cannabis terapéutico generó embates por parte de un sector poco amigable con las experiencias de conocimiento construidas horizontal y colectivamente por los y las autocultivadoras organizadas, que desde hace años vienen abasteciendo a un vasto sector de la población que no esperó hasta que salga el decreto nacional, sino que viene autogestionando su calidad de vida a través del cannabis desde hace años.

En la reunión de la Comisión de Salud del Senado también estaban presentes delegados en representación del Colegio de Farmacéuticos de Entre Ríos. Sobre esto, Echeverría detalló que durante el debate “sostuvieron un discurso que ya lo vimos cuando enviaron su nota a la misma comisión de salud pero de la Cámara de Diputados, alegando por ejemplo, que se debe anteponer el acceso a un medicamento seguro antes que al de la planta de cannabis, en una postura que lastimosamente no repara en el punitivismo que sostiene al ser propuesta”. Y amplió: “Su propuesta implica que se debe anteponer el grado farmacéutico en la producción del cannabis, antes que amparar legalmente a las personas que cultivan en su propio hogar y pueden acceder de forma soberana y a bajo costo a los fitopreparados que mejoran su calidad de vida. Para el Colegio, el cannabis no se puede pensar en forma de fitopreparado, sino que debe ser un medicamento”.

Un dato no menor, es que el pedido de los farmacéuticos resulta imposible de realizar, dado que actualmente la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) reconoce únicamente un medicamento hecho a base de cannabis CBD, que se puede utilizar solamente para la epilepsia refractaria, dejando de lado un amplio espectro de condiciones de salud que podrían ser beneficiadas gracias al resto de las posibilidades que la variabilidad terapéutica del cannabis engloba.