Avances

El rugby femenino crece y espera

Al igual que en otras disciplinas, el deporte de la pelota ovalada suma representantes femeninas. Aunque hay categorías mayores, el prejuicio todavía genera pocas adhesiones en las infantiles. El deseo de poder volver a la normalidad, latente para seguir sumando.
26-05-2021 | 18:18 |

“Cuesta mucho, hay nenas interesadas pero los padres no quieren que prueben el deporte porque les suena brutal”, explicó Diana Villalba.
Belén Fedullo
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Dejar de lado las concepciones antiguas y avanzar, eso es lo que se proponen las jugadoras de rugby de Concordia y eso es lo que intentan en el día a día. El Club Los Espinillos es uno de los más ganadores de la ciudad y la región en rugby masculino y ahora sumó un equipo de mujeres que da que hablar. El “Rojo” es uno de los que dio el paso inicial y de los mejores organizados, pero detrás de esa institución vienen otras que quieren sumarse.

Además de Los Espinillos, hay otros tres clubes que tienen planteles femeninos: el Social La Palmera, Social Pirañas y el Club Salto Grande, su eterno rival, que sumó este año un grupo.

No es sencillo el trabajo para quienes deciden apostar por este deporte, porque hay que vencer prejuicios, a pesar de estar en el siglo XXI. Hay dificultades para formar grupos, o para cosas tan básicas como conseguir técnicos, pero quienes se ponen el desafío al hombro empujan con seguridad para que el crecimiento no se estanque.

Diana Villalba es mánager y jugadora de Los Espinillos, y describió cómo es el presente de una categoría que quiere ir por más. Este año, su club formó un grupo sólido, competitivo y solidario, y es ella quien brega para que eso dé sus frutos.

“Desde que iniciamos este año con la actividad del rugby femenino en el club evolucionamos a gran escala tanto en las destrezas físicas como deportivas. Además, tuvimos un buen acople de las chicas que se sumaron a entrenar con nuestra categoría”, explicó la jugadora que viste la camiseta del “Rojo” desde el inicio del rugby femenino en la institución hace pocos años.

En este año, con la pandemia de por medio, sólo se pudieron llevar a cabo dos encuentros organizados por la Unión Entrerriana de Rugby en los que todo lo que hacen para ser competitivas dio resultados.

El último de los partidos se disputó en Federal, donde Los Espinillos venció a su eterno rival, Salto Grande, en el clásico, por 27 a 0. “Nos sentimos cómodas, estuvimos muy preparadas para jugar cada partido tanto en lo mental como en lo físico. Nos centramos en jugar limpio y ordenado para llegar a lograr los resultados”, dijo.

Dificultades, esfuerzos y deseos

Así como Diana, cada grupo necesita de una referente que marque el camino. La representante de Espinillos es una de las que quiere ver crecer a su club, pero que también desea que el resto pueda seguir apostando al rugby femenino para que la competencia sea sana.

Sobre el desarrollo del deporte en la institución a la que pertenece destacó que “en los últimos años nos costó encontrar una persona que quiera llevar adelante el equipo, pero, por suerte, este año Martín Ellero se puso a disposición y quedó a cargo de nuestro entrenamiento físico y táctico. Nos exige y entrena muy bien y eso nos permite mejorar”.

Respecto a su relación con el rugby, contó a MIRADOR ENTRE RÍOS: “Desde chica siempre hice deportes y mis padres siempre me apoyaron. Hice atletismo, handball, vóley, fútbol y el rugby me interesó porque un día mirando la tele vi una entrevista que les hicieron a los chicos que hoy tengo como compañeros en el club, hablaban del Seven del Lago y promocionaban el rugby femenino, así que me llamó la atención y decidí ir a probar. Empecé a entrenar, me uní a un grupo que después se disolvió y al tiempo se creó otro en el que me quedé y es en el que estoy hoy en día en el Club los Espinillos. Me quedé en este deporte porque me gustó, tanto lo que practicamos como los valores y todo lo que lo rodea”.

Hace algunos años, Concordia fue noticia a nivel provincial y nacional porque padres de varias niñas futbolistas hicieron protestas. Sucede que, aunque las pequeñas desean practicar, deben hacerlo con varones y eso hace que en algunas competencias de liga no quieran aceptarlas. En el deporte de la ovalada la situación no es tan distinta. Sobre ese aspecto, la referente del “Rojo” contó: “Creo que pasa como en la mayoría de los deportes en general. Hoy en el club tenemos dos nenas de 6 años en infantiles, una de 12 en juveniles y otra de 14, esas son nuestras infantiles femeninas. Cuesta mucho, hay nenas interesadas pero los padres no quieren que prueben el deporte porque les suena brutal, pero después con el tiempo se van dando cuenta de que no es lo que se dice”.

Un corte que complica

El año de 2020 fue muy difícil para las mujeres, y temen que este año genere deserciones. “Al año pasado lo empezamos entrenando muy bien, con una gran cantidad de jugadoras, pero luego suspendieron todo y al tener que hacerlo en casa se volvió dificultoso. La mayoría de las chicas son adolescentes y entonces costaba mucho conectarse y demás, así que perdimos a muchas mujeres del equipo”.

“No hubo competencias tampoco, pero este año pudimos arrancar bien el torneo, vamos bien en los partidos que participamos. Ahora está todo congelado, pero como podemos entrenar le estamos metiendo muchas fichas así no perdemos el nivel que venimos demostrando. Esperamos que pronto podamos volver a competir porque se daría un desanimo tremendo, perderíamos parte del equipo, las chicas son jóvenes y se aburren entonces espero que la pausa no sea tan larga”, concluyó Villalba.

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