Escritora y editora

Francisca Mauas y su deseo: traer más libros al mundo

Mirador Provincial tuvo la oportunidad de dialogar con la multifacética artista Francisca Mauas, quién lleva adelante desde el año 2018, la editorial independiente Azul Francia, con la fiel convicción de crear comunidad de autores y lectores.
20-03-2022 | 10:43 |

Foto:Gentileza: Fernando David Videla.
Ariel Gustavo Pennisi


Azul Francia es una editorial Boutique, independiente y autogestiva, que nació en Buenos Aires en el año 2018, con el objetivo de “traer más libros al mundo y armar una comunidad de autores y lectores”.

En su catálogo plural y democrático, podemos apreciar obras de teatro, poesía, ensayos y narrativa, tanto de autores con trayectoria como de aquellos que recién están dando sus primeros pasos.

En diálogo profundo con Francisca Mauas, su gestora, hablamos sobre su producción literaria y el proyecto editorial que se sintetiza en el constante anhelo de multiplicar voces por medio de la palabra escrita.

Francisca Mauas en primera persona
-Tenés un recorrido multifacético como artista y una vasta formación teatral, de hecho, sos actriz, dramaturga, has escrito y dirigido obras. ¿Qué aporte hay de esa formación teatral a la hora de escribir cuentos?

-El teatro me enseñó a jugar y me aportó muchísimo a la escritura y a la vida. Haber escrito textos teatrales me enseñó a construir personajes, e interpretarlos me enseñó a intentar sentir lo que sienten. El actor tiene mucho de escritor y viceversa: cuando escribo, actúo y cuando actúo, escribo. Las artes siempre se encuentran, y creo que cuanto más completo es el artista más rico es su trabajo. Pintar un cuadro, escribir una poesía, componer una canción, parten del mismo camino que es la constante observación de lo que nos rodea. Hoy, alejada del mundo de la actuación, me descubro igual interpretando, caracterizando y dándole vida a personajes en mi mente y en lo que escribo.

-¿Cómo es tu proceso creativo en lo que a literatura refiere?, ¿hay momentos, rituales que definen o dirigen los tiempos de producción?
-No tengo rituales. Escribo cuando puedo, cuando ya tengo alguna idea, historia o personaje en la cabeza. De más chica escribía bien tarde: me gustaban los sonidos de la noche. Pero las rutinas cambian y ahora escribo simplemente cuando puedo o tengo tiempo, cuando ya creo tener un mínimo plan de lo que voy a hacer. Después, por supuesto es una aventura y uno improvisa en base a ese plan.

-La Francisca lectora, ¿en qué autores encuentra su refugio y huellas narrativas?
-En casa siempre hubo libros y por ende no fue difícil el acercamiento. Por eso me encanta cuando alguien los busca afuera, pienso que es más válido cuando no los tenés tan a mano. Yo heredé muchos de mi papá y después empecé a elegir sola. Me gustan clásicos a los que a veces vuelvo, pero infinidad de autores nuevos me divierten o interesan más. Nombrarlos sería injusto porque son demasiados.

-Los finales abiertos en tus relatos, me animo a decir, marcan un estilo en tu narrativa. ¿Es el momento de demandar al lector?, ¿el momento de su rol protagónico en la historia?
-En realidad me enteré de que eran abiertos porque me lo dijeron algunos lectores. Yo no sabía, los creía cerrados. Se ve que algo inconsciente me lleva a dejarlos un poco en suspenso, pero no es una búsqueda, más que abiertos son un recorte en una línea de tiempo, un pedacito de historia en una historia más grande.

-Tu reciente libro de cuentos En París son las once (2020), agotó su primera edición, ¿habrá segunda tirada a corto plazo?
-No lo sé, quizás. En principio se puede conseguir todavía en algunas librerías y como e-book. Lo que me pasa es que prefiero reeditar a otros antes que a mí. Velo mucho más por la escritura de los autores de mi editorial que por la mía, mil veces y con orgullo. Editar el libro bajo mi propio sello fue circunstancial (y muy lindo) porque quería formar parte de la banda, aunque sea una vez. Pero lo lindo en verdad es que nos editen otros.

-Sus 13 relatos reflejan la fragilidad de la comunicación humana, aquella que puede determinar el destino de los vínculos, sobre todo, amorosos. Un aura literaria que también se puede pesquisar en las tres historias que componen Una sombra entre nosotros (2019) ¿Son relatos testigos de época?
-Creo que todo lo que escribimos viene a ser testigo de la época inevitablemente, incluso si escribimos sobre algo del pasado que quizás ni siquiera hayamos vivido, porque no deja de ser una interpretación personal atravesada por nuestro contexto. Una sombra entre nosotros, es lo mejor que escribí, porque de verdad fue un juego, un experimento que terminó quedando bien. Por supuesto, para escribir tengo a mi maestro Diego Paszkowski, que me orienta, me corrige, me ayuda a descartar y me da aliento cuando algo está bueno. El amor siempre está, en todos los textos del mundo, aunque parezca que hablan de otra cosa. A mí me divierten y me interesan los vínculos de todo tipo, me gustan las personas, sus locuras, sus miedos y motivaciones. Escribo sobre lo que observo e intento ubicar a los personajes en lugares incómodos y desafiantes. Me gusta que los hechos vayan por un lado y la mente del narrador por otro, trabajar sus pensamientos y sus paranoias.

-En los próximos meses, se viene un nuevo libro, nuevos cuentos, ¿cómo definirías estas nuevas historias? ¿Cómo estará compuesto el libro?
-Creo que serán un total de quince cuentos cortos - como suelo escribir-, bajo el título Fantasmas en los ojos. Son relatos en primera persona: niños, adolescentes, mujeres, hombres que cuentan algún drama cotidiano a partir de una situación en particular, como por ejemplo una mujer a quién se le rompe todo en la casa, un hombre que cuenta la historia sobre su tía postrada, el viaje mental que hace una mujer bajo los efectos de la anestesia, una adolescente que olvida su diario íntimo en la casa que alquilaron en las vacaciones y su odisea por recuperarlo. En fin, personajes que a partir de un hecho cuentan su historia y cuyo título se nos ocurrió justamente pensando en esos fantasmas internos que manifiestan su singularidad en los ojos.

-Hay un cambio de editorial en la edición del mismo, ¿a qué se debe?
-Tengo una autora que es excelente en la editorial y que está por abrir su propio sello (Esa luna tiene agua), me dijo que quería publicarme. Le dije que sí, porque confío mucho en ella y además porque me fascinan las editoriales chicas, como la mía, llevadas con esfuerzo y amor.

Sobre Azul Francia
-Azul Francia es la editorial independiente que llevás adelante, ¿qué te motivó a iniciar el proyecto?

-Me copié de una amiga que tiene una editorial hermosa (Halley Ediciones). Siempre me gustaron los libros, trabajé haciendo correcciones y estudié traducción, pero no es que fuera mi sueño o algo por el estilo. Digamos que la vida me lo presentó así y resultó mucho más placentero y productivo que muchas otras cosas que me propuse y no me salieron. Surgió, apareció caído del cielo y lo agarré fuerte.

-¿Qué obstáculos encontraste en sus inicios?
-Todos sabemos que nada se logra sin esfuerzo. Tuve que aprender a tratar con los autores, a entender qué es lo que quiero, a manejarme con tranquilidad, a ejercer la paciencia, qué sé yo, dificultades un montón, pero a los porrazos me siento cada vez más segura.

-¿Cuál es el objetivo del emprendimiento?
-Traer más libros al mundo y armar una comunidad de autores y lectores. Para mí es fundamental que quien se acerque a la editorial conozca al menos un libro del sello. No me interesan los autores que piensan de forma individual ni los ególatras ni los ansiosos. Sé que hay muchos editores antipáticos también que creen tener cierto poder ante el pedido constante de los autores de que lean su material. El respeto debe ser mutuo.

-Próximos proyectos literarios.

-Vamos a publicar muchas cosas lindas este año. Te cuento algunas: Samurái (novela de Federico Chedrese), Nadie sale de acá (cuentos de Manuel Álvarez), Afuera es carnaval (cuentos de Diana Danessa), entre otros tantos.

Bio


Francisca Mauas nació en Buenos Aires, en 1980. Experimentó la actuación, la dirección y la escritura de teatro, poesía y narrativa. Su espíritu emprendedor la llevó a trabajar en cine junto a Israel Adrián Caetano, en el largometraje Francia (2009), y en la producción radial del mítico programa “La venganza será terrible” entre otros trabajos destacados. De narrativa en verso con Halley Ediciones publicó “Una sombra entre nosotros” (2019), y el poemario “Gato Negro” (2019). En noviembre del 2020 da a luz su último libro de cuentos, “En París son las once”, bajo el sello editorial que lleva adelante desde el año 2018, Azul Francia. Sus próximos cuentos serán reunidos en lo que será “Fantasmas en los ojos”, editados por el naciente sello editorial Esa luna tiene agua.



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