GABRIEL OBELAR
[email protected] La ciudad de Paraná se vio convulsionada el jueves 17 de febrero por la presencia de alrededor de 12.500 hinchas (tal vez un poco más) de Colón de Santa Fe, que por condiciones de su campo de juego, debió trasladarse al Estadio Presbítero Bartolomé Grella, para ser local ante Godoy Cruz por la Fecha 2 de la Zona B.
Las calles y alrededores de Villa Sarmiento se colmaron de hinchas sabaleros, que una vez más, llenaron las tribunas del reducto de Patronato. Esto volvió a generar “envidia”, “desilusión”, “golpe de realidad”, entre otros escritos que se apreciaron en redes sociales de hinchas y socios del Negro entrerriano, frente a la masa de rojinegros de la vecina provincia que vistieron al Grella de fiesta.
Después de mucho tiempo, el Estadio de Patronato volvió a mostrase llenó, colmado para un espectáculo deportivo, aunque no de la propia ciudad. Hubo movimientos pre y post-partido que son muy habituales en la vecina provincia, poco ocurrentes aquí. Para el mundo del fútbol es cultura, es una tradición, que aún no se termina de generar en estas tierras.
EL PROCESO YA COMENZÓ
Desde nuestra infancia se era “de un grande y de Patronato” (aquel que tenía el privilegio de que algún familiar lo llevase a la cancha en el Argentino B o A). Lejos estaba la expectativa de que Patrón jugase ante los grandes, en Primera, compitiera con potencias. Llegado el momento, además de diversas cuestiones, la gente se alejó, no quiso seguir acompañando al equipo de la ciudad en su cuidad y decide, tal vez, alentarlo desde la TV.
La cultura futbolera es tiempo, son años de profesionalismo, de ver a tu equipo compitiendo en lo más alto, de verlo campeón, en Copas Internacionales, de sentir y respirar fútbol (tampoco ser extremistas y que todo quede en la cancha, como dice el dicho). El paranaense, sobre todo las nuevas generaciones, va camino a la semejanza con lo que nos sorprende a todos del santafesino.
Aquel niño/a que su papá o mamá (siguiendo una herencia o costumbre familiar), se “crío” en el profesionalismo, que solo se vistió de Patrón, porque veía a su figura mayor ir vestido de rojo y negro a la cancha, tendrá el privilegio de ser parte de esa cultura que se forma en Paraná y en Villa Sarmiento.
Hoy, más que nunca, se ven múltiples camisetas de Patronato en los más pequeños (en adultos también), que ya dicen que son sólo hinchas de Patrón, ya dejó de aparecer ‘de Patronato y de…’, producto de las vivencias que adquiere, de ver a su equipo en el profesionalismo, acompañarlo más allá de las negativas, de que en su escuela haya “hinchas de Patronato” y no de otro equipo más, más allá que siempre los grandes estarán entre nosotros.
SEGUIR ACOMPAÑANDO
Soy creyente de que la cultura futbolera estará en Paraná y será producto de los más pequeños, algunos ya adolescentes en estos momentos, que son solo de Patronato y apoyarán cuando sean grande y (espero así sea), continuarán con un legado con sus herederos, amigos, familiares, etc.
Para esto, hay partes que deben colaborar, principalmente Patronato, que debe seducir al genuino, no alejarlo de la cancha y no hablo de resultados, que es lo de menos para muchos. Es acercarlo, darle opciones, una vida interna o externa, colmar el barrio y la ciudad de rojo y negro.
Otro papel es la Policía, que en muchas oportunidades influye negativamente con sus estrictos e innecesarios controles cada vez que una familia quiere ir a ver un partido. Aquellos que miran de reojo al que solo va a ver un partido o lleva al menor a que conozca y vea un partido profesional y de Primera. También de los medios, para que el grande sea Patrón.
Hay un proceso, un camino armado, se crea un sentido propio, de arraigo a los colores de la ciudad como ocurre en otras ciudades de la provincia donde hay hinchas de Patronato. Hay hinchas que generarán una cultura, que será muy similar a lo que ayer muchos envidiaron.
