Marcelo Tortul
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En la vida del joven deportista, competidor profesional y campeón argentino de MMA, Alan Rollero, han pasado muchas y diversas situaciones. Su actualidad es muy buena y con un futuro promisorio a la vista. Sin embargo, su niñez y adolescencia no fue sencilla y tuvo que superar obstáculos muy difíciles. Pero una conjunción de decisiones acertadas propias, el deporte, el apoyo de su familia, su pareja y el nacimiento de su pequeña hija, entre otras cosas, permitieron que el deportista paranaense realizara un giro positivo. Es uno de los mejores en su disciplina deportiva del país y va por más en el plano internacional.

Pasó la tormenta y llegó la hora de disfrutar: “En el momento -aseguró Rollero- que obtengo el título mi alegría interna era inmensa. Pasé por muchas cosas. Vengo de abajo y de un barrio humilde. Y cuando venís de abajo todo te cuesta el doble y debes remarla de a poco para que sucedan cosas como está. Nos metimos en uno de los mejores eventos en cancha de Vélez y al salir campeón argentino de MMA se nos abrieron muchas puertas. Con el equipo de Calavera Boxing y Team Maníaco realizamos un trabajo duro, ingresamos en el circuito y en un año logramos el objetivo de traernos el cinturón. Además, nos permitió que el 30 de este mes viajemos a prepararnos a Brasil y en setiembre a México donde pelearé representando a Argentina. Mi sueño es llegar a la UFC (Liga de Artes Marciales Mixtas más importante del mundo) y estoy luchando para lograrlo. Si ganó en México en un futuro puedo alcanzar ese objetivo”.

Conociendo el deporte

“El MMA -explica el paranaense- es artes marciales mixtas y es la mezcla de todo. Del boxeo, Yuyitsu y Kickboxing. En pocas palabras se unen todas las artes marciales en una sola y en la jaula se define quien es el mejor y más entrenado. Antes significaba que valía todo pero ahora no es así. El deporte que practico es de riesgo. Todo deporte de contacto es riesgoso, pero diría que hasta el fútbol es porque también tienen lesiones graves. En nuestro deporte te enseñan desde cero y principalmente la disciplina y respeto por el prójimo. De a poco se les enseña y por eso le pedimos a los padres que firmen una autorización ya que a veces los chicos van con algunos moretones. Tenemos profesores y aprendemos todos de todos para enseñar de la mejor manera. La idea es que prueben y vean si les gusta o no”.

Una historia de vida

“Hoy con 24 años -aseguró Alan Rollero- tengo que decir que a los 13 o 14 tenía una vida mala. Más o menos a los 15 decidí comenzar a practicar este deporte y me cambió la vida. Entrené mucho y una vez que sintieron mis profesores que estaba preparado me preguntaron si quería competir. Estaba indeciso hasta que tomé la determinación de hacerlo en forma amateur y actualmente lo realizó profesionalmente y me alejé de la joda. Hace muy poco me consagré campeón argentino de MMA y estoy muy contento. No tengo papá y mi mamá fue como mis dos padres a la vez. Ella es una guerrera y nos crió de la mejor manera posible. Por eso me siento orgulloso porque con lo poco que puedo darle la estoy ayudando y ella es feliz porque salimos de la calle. Lo que logramos con mis hermanos de alejarnos de las cosas que no son buenas queremos que les sirva como ejemplo a otros chicos que no van por el buen camino. Por mi experiencia les diría que realicen cualquier deporte, porque eso les va a cambiar la mentalidad, la cabeza y tomar por la buena vía. Con voluntad propia y el apoyo y ayuda de la familia es posible. Mi familia me brindo todo su apoyo porque no trabajaba y tuvieron que poner plata para avanzar en mi carrera. Y ahora trato de retribuírselo”.

Un cambio de mentalidad

“Existieron -sentenció el gran campeón- varias situaciones que hicieron un click en mi cabeza. Primero cuando mi mamá se quedó sin trabajo y nos dijo que teníamos que dejar la escuela para ayudarla. Empezamos con mis hermanos a trabajar de albañil y comencé a dejar la mala vida. Al estar más ocupado no tenía tiempo para andar en la calle. Y el principal y mayor motivo es mi pequeña hija. Ella nació hace dos años y en ese momento cambié completamente. Por la Pandemia nuestro deporte estaba parado, pero con el nacimiento de ella me puse más aún las pilas con el entrenamiento y la preparación. Pensé soy padre y me necesita. Como no tengo papá no me gustaría que pasé por lo mismo. No me puedo olvidar de agradecerle a la mamá de mi hija que me ayudó y mucho. Vivimos juntos y está siempre”.