“La última estrategia montonera quedó reducida, en la literatura sobre los años setenta, a balances generacionales y lecturas esencialistas, que conspiraron contra el entendimiento de los sucesos y de su sentido histórico” escribe Hernán Confino en La Contraofensiva: el final de Montoneros (Fondo de Cultura Económica, 2022), un libro académico y altamente documentado, en el que toma como premisa analizar la Contraofensiva no desde su resultado, sino desde el desarrollo previo de la organización, el contexto en el que se encontraba, el exilio, y su inscripción dentro de la historia del país y la región.

Hernán Confino estudió Historia en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y es doctor en Historia por la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Es becario posdoctoral del CONICET y docente de grado y posgrado en el área de Historia de la IDAES. En diálogo con Mirador Provincial nos habló acerca de su tesis doctoral, de la cual el libro es una versión sintetizada y en el que afirma: “Las críticas son el género dominante de las derrotas políticas; en este punto, la Contraofensiva no es una excepción.”

- ¿Por qué elegiste la historia de Montoneros y la contraofensiva como objetos de estudio?

- Como en toda elección, podemos decir que hubo un entrecruzamiento de intereses, por un lado, y de azar por el otro. Hace más de una década, cuando aún cursaba mis estudios universitarios, colaboré con el Archivo Biográfico Familiar de Abuelas de Plaza de Mayo por un par de años y, por mi trabajo allí, comencé a entrevistar a personas que habían vivido de diverso modo y desde distintos lugares las experiencias de radicalización política de los sesentas y los setentas. Recuerdo puntualmente una entrevista en la que se mencionó la Contraofensiva y mi interés posterior en intentar develar qué había sido esa Contraofensiva. A partir de ese momento fue que empecé a construir el problema de investigación sobre la desarticulación de Montoneros.

- ¿Cuánto tiempo trabajaste en la investigación y cuáles fueron las mayores dificultades a la hora de recabar material?

- Entre el comienzo de la investigación, en 2014, y la publicación del libro pasaron 7 años. El libro es una versión sintetizada y actualizada de mi tesis doctoral, defendida en 2018, en la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales de la Universidad de San Martín. Las dificultades para la consecución de fuentes, por otro lado, orbitaron en torno a la clandestinidad política en la que se dio el proceso histórico estudiado. Esto provocó que no se conservara mucha documentación, en la mayoría de los casos por la necesidad de los actores de preservarse de la represión. Por eso fue menester recurrir a la reelaboración de la experiencia a través de los testimonios de los protagonistas. Al mismo tiempo, la investigación se valió de la documentación partidaria de Montoneros que aún se conserva y de los archivos desclasificados de la inteligencia militar. Como un rompecabezas, estos distintos tipos de fuentes, y las preguntas asociadas a cada una de ellas, permitieron llevar adelante la investigación.

- ¿Tuviste problemas para obtener testimonios de los militantes sobrevivientes que participaron de la contraofensiva? En términos generales, ¿Cómo percibiste que se relacionan con ese pasado, después de tantos años?

- Acá habría que evitar cualquier tipo de generalización. Hubo ex participantes que prefirieron no rememorar sus años pasados mientras que otros se mostraron más que dispuestos a hacerlo. Lo mismo sucedió con su relación con los hechos vividos: mientras que algunos los revalidaron en el presente, muchos otros se mostraron críticos o autocríticos con determinadas aristas de ese pasado, imprimiendo a sus vivencias de antaño sus miradas actuales.

- Hace poco en una entrevista Vaca Narvaja en una entrevista reivindicó como exitosa la contraofensiva. Sin embargo, a la luz de lo que expones en el libro, no solo significó una gran tragedia en término de perdida de vidas humanas, sino que también generó dos grandes disidencias internas, que a la postre contribuyeron al fin de sus operaciones y a la posterior disolución de la organización. ¿Por qué consideras que los sobrevivientes de la conducción aun hoy niegan la posibilidad de una autocrítica?

- Esto solo puedo pensarlo en un plano hipotético, pero renegar de la historia pasada, pienso, es hacerlo también del proyecto que condujeron y de las decisiones que tomaron conduciéndolo. Hay que pensar, entonces, sus declaraciones referidas al pasado no como reconstrucciones históricas sino como intervenciones políticas que, al día de hoy, libran una batalla por los usos públicos del pasado.

- El año pasado hubo en Argentina un intento de magnicidio, desde tu mirada cómo historiador, ¿podemos estar cerca de que se rompa ese consenso democrático iniciado a principio de los años 80 que cerraba el capítulo de la violencia política en el país?

- En verdad, mi mirada de historiador me autoriza a hablar más sobre el pasado que sobre el futuro. Dicho esto, la democracia no pasa por sus mejores momentos no solo en Argentina, sino también en muchos otros países del mundo. Es por ello que urge revalorizar nuestro pacto democrático anclado, no solo en la transición de los ochentas, sino también en los 40 años que han transcurrido desde el regreso democrático.

- En el libro mencionas que la contraofensiva quedo reducida a balances generacionales y lecturas esencialistas sobre la trayectoria de la organización, que impiden el entendimiento de los sucesos y su sentido histórico. Relacionado con la pregunta anterior, ¿Puede ser ese extravió de sentido a la hora de comprender la última etapa fuerte de la violencia política en el país lo que nos haga regresar a contextos de tensión política peligrosos, donde el marco democrático cruje?

- Trataría de evitar relaciones muy mecánicas entre el pasado y el presente. Sí puedo decirte que las memorias sobre la Contraofensiva, por lo general, no han intentado reconstruir históricamente la estrategia y sí, en cambio, han realizado un balance de su fracaso, partiendo de su desenlace político y buscando el punto de “desvío” o de “quiebre” de una historia que se prometía triunfal. También, por supuesto, hay muchas memorias de tinte heroico que, desde unas coordenadas análogas a las que rigieron en su momento al interior de la organización, cifran en el compromiso y la entrega de los ex militantes el nudo de sus recuperaciones testimoniales.

Por tanto, cualquier crítica a ellos y ellas y a sus elecciones y acciones quedaría fuera de lugar. La dificultad en la rememoración de la Contraofensiva en particular tiene que ver, sobre todo, con que es el momento de la derrota del proyecto político. Una derrota que dejó una secuela inmensa de asesinados, encarcelados, desaparecidos y exiliados. Por lo tanto, es un lugar prolífico para ajustar cuentas con la dirigencia y con otros actores políticos, pero para los actores también es un lugar habitado por el dolor y la tristeza.