Lugares históricos

La casa de Urquiza en Gualeguaychú

A principios de la década de 1850, el General Justo José de Urquiza ocupó en Gualeguaychú una casa que, a pesar de su deterioro debido a la falta de mantenimiento, aún sigue en pie.

22-04-2024 | 9:31 |

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Durante unos años, la casa funcionó como museo y, de hecho, aún figura en la lista de Museos del Ministerio de Defensa de la Nación, aunque con la advertencia de que está “cerrado temporalmente”.


Son muchísimos los sitios en Entre Ríos que nos recuerdan al General Justo José de Urquiza, pero la gran mayoría se encuentra en Concepción del Uruguay y sus alrededores. Esa es la zona donde nació, donde armó su campamento militar, donde fundó una colonia de inmigrantes, donde hizo construir su majestuoso palacio y su “heredero”: el Colegio del Uruguay.

En Gualeguaychú, sin embargo, solo podríamos enumerar unos pocos lugares que nos sirvan de referencia histórica. Uno de ellos es la casa que aún sigue en pie dentro del predio del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado N° 2 de Gualeguaychú.

Hace años que dejó de funcionar como tal, sin embargo, aún figura en la lista de los más de 40 museos y 250 salas de exhibición permanentes que el Ministerio de Defensa de la Nación tiene distribuidos a lo largo de todo el país y que, según se indica en el sitio web del organismo, su finalidad es “promover, fomentar y visibilizar las capacidades, acciones, bienes culturales, históricos y artísticos de estos espacios transmisores de la historia de la Nación y reservorios de cultura de nuestro país”.

El suboficial mayor (retirado) del Ejército, Rafael Basualdo, es quien tuvo a cargo la instrucción de las soldados que ofrecían las visitas guiadas durante el período en el que la Casa de Urquiza abría sus puertas al público. En diálogo con Mirador Entre Ríos, contó que el general “concurría a pasar largo tiempo de descanso con su familia y brindar lujosas fiestas, a las que asistían encumbradas personalidades de la época”. También, según indican los archivos periodísticos de “El Censor”, en el lugar se realizaban fiestas “del día completo", con paseos a pie y a caballo; y se concluía con un baile. La casa, además, servía de alojamiento para huéspedes que participaban de las reuniones de negocios con el General, ya sea en el propio lugar como los que se dirigían al Palacio San José.


LA PELEA CON EL CURA


Las tierras donde se construyó la casa, primigeniamente pertenecieron al Presbítero Manuel María Erausquin y su familia, por eso el sitio era llamado “la chacra del cura”. Según describe Jorge Pedro Jurado en un artículo publicado en diario El Argentino, el sacerdote “era de carácter franco, generoso y muy culto en el trato social, firme en sus convicciones y celoso de su dignidad personal, pero muy sincero a la hora de desempeñar su ministerio, que poseía tendencias liberales, lo cual formaba una dualidad en su carácter”.

Erausquin no silenciaba su opinión sobre las actitudes de los funcionarios del momento, aun cuando se trataba del mismo Urquiza. Ejemplo de ello fue negarse a encabezar sus documentos con la frase “Mueran los salvajes unitarios”.

Engrillado y acusado de “inmundo unitario”, el sacerdote fue llevado por la gente de Gualeguaychú al Palacio San José, centro de operaciones del general, con la orden de fusilamiento para la madrugada siguiente. A pesar del largo viaje y su fatiga, al ver a Urquiza se incorporó con lo último de sus fuerzas y lo acusó de sanguinario, déspota y mandón.

Urquiza, al verlo firme en sus convicciones, ordenó sacarle los grillos y acercárselo. Conversaron y como consecuencia de esa charla, el sacerdote no solo fue perdonado y liberado, sino que además se le encomendó organizar y dirigir el Colegio del Uruguay.

Al iniciar el ciclo lectivo de 1854, Erausquin renunció al cargo que le dio el general y fue reemplazado por el doctor Alberto Larroque.


FALTA DE MANTENIMIENTO


Ante la consulta de por qué este edificio histórico se encuentra dentro del predio del Escuadrón de Exploración de Caballería 2, y a quién le corresponde su mantenimiento, Basualdo indicó que “el Estado Nacional compró esta propiedad para el emplazamiento de una Unidad Militar y en ella ya se encontraba esta edificación. Por aquellos años no se le dio la importancia a esa pieza arquitectónica que perteneciera al General Justo José de Urquiza, se resguardó la edificación, pero sin mayor trascendencia. No fue sino hasta el año 1950 en que tuvo relevancia y fue puesta en valor, pasando a formar parte como un lugar para oficinas”.

En ese sentido, Rafael Basualdo aclaró que “por encontrarse dentro de la propiedad del Ejército Argentino, como simple edificio le pertenece y se encuentra dentro de sus escrituras patrimoniales. Como pieza histórica mucho se ha intentado a fin que sea declarado como Monumento Histórico Nacional, ha intervenido la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, sin llegar al fin deseado. Si bien las distintas intervenciones intermedias manifestaron que se trata de una pieza importantísima desde el punto de vista histórico, por cuestiones económicas y presupuestarias, nunca se llevó a concretar”.

Respecto del mantenimiento que requiere el edificio como patrimonio cultural, “hoy por hoy no está a cargo de ningún organismo, dado su elevado costo de puesta en valor. Simplemente la Unidad militar realiza los mantenimientos menores en razón que no existen partidas especiales para esta actividad”, manifestó Basualdo, y agregó: “A nivel provincial se realizaron gestiones a través de la Cámara de Senadores para que sea declarado de interés provincial y de esta manera contar con recursos económicos para su mantenimiento, pero a la fecha no existe resolución al respecto”.

“Es una pieza exquisita y oculta, poco conocida, de arquitectura pos colonial que debería formar parte del patrimonio arquitectónico cultural de la región y ser formalmente declarado Monumento Histórico Nacional, tanto para su preservación y puesta en valor, así como también para la reconstrucción de nuestra historia y sea incluido dentro del recorrido cultural de los museos y lugares históricos de Gualeguaychú”, concluyó.


CARACTERÍSTICAS ARQUITECTÓNICAS


La casa de Urquiza en Gualeguaychú fue estratégicamente construida en el punto más alto de la ciudad para que desde cuyo mirador, el general pudiera vigilar los alrededores. La obra comenzó en 1848 y concluyó en 1852.

Originalmente se hallaba rodeada de edificios complementarios como la caballería, el rancherío y el obraje; y contaba con un portal de acceso que en su parte superior presentaba una media luna de hierro calado con el nombre del general.

Se trata de un edificio de planta alta rectangular, rodeado de una galería en tres de sus lados sostenida por sólidos pilares que se unen en arcos de medio punto. Posee un mirador montado sobre el oeste, con balcón de baranda de hierro forjado. Cuenta también con un aljibe pequeño y sencillo.

Los pisos son de ladrillo cocido y las paredes, de adobe. Originalmente fueron pintadas de color rosado, lo que se obtenía de la mezcla de cal con sangre de animales.


 
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