Escribir suele ser una de las maneras en la que mejor podemos expresar lo que sentimos, lo que vivimos y lo que pensamos. Sentarnos frente a una hoja en blanco, sea un papel analógico o un documento digital, nos permite ordenar nuestras ideas, organizarlas y jerarquizar aquello que realmente es importante. Cuando esa escritura se entremezcla con cuestiones que atraviesan a un conjunto de la sociedad es cuando comienza a ganar en riqueza y colectividad.

Escribir sobre salud mental, teorizar y literalizar los procesos que en muchos casos son individuales, suele ser visto por muchos como algo difícil de hacer por el estigma y el tabú. Los “yo ahí no me meto” o “tené cuidado de escribir sobre eso” son abundantes y aparecen siempre que se quiere escribir sobre este aspecto significativo y sustentoso para cada uno de nosotros. Poner en palabras todo eso que nos pasa también nos ayuda a llevar una vida un poco más sana y ganar en autonomía y expresión.

Tal vez ahí radica ese querer transmitir algo en papel. En ese “no se puede” rompemos los límites y hablamos igual. La rebeldía es parte de la sustancia humana. Para poder hacerlo debemos pensar en el cuidado, no solo de uno sino de todas y todos los que nos rodean. Poder conversar, transitar espacios donde la salud mental se construye una y otra vez y compartir con esas otras y esos otros, nos permite estar atentos al momento de construir oraciones en este tema.

Rompiendo con todo estigma, 45 escritoras y escritores de la comunidad del Hospital Escuela de Salud Mental (HESM) pudieron recuperar historias de la institución que, en este 2023, cumple 60 años. En total son 50 relatos compilados en un libro titulado “Historias no clínicas: Relatos del Hospital Escuela de Salud Mental”. En la actualidad se encuentra en preventa y se puede conseguir poniéndose en contacto con el hospital por sus múltiples canales de comunicación. Para tal caso, Mirador Entre Ríos dialogó con sus compiladoras: Laura Lavatelli y Soledad Escobue, ambas integrantes del área de Comunicación del HESM.

LOS INICIOS

El libro comenzó a pensarse en un contexto post pandémico en el que, según las compiladoras, la propuesta apareció como una herramienta de encuentro entre las y los trabajadores del hospital. Surge de un trabajo en conjunto entre la editorial de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader) y el HESM con el objetivo de contar un poco de la historia de la institución a través de las palabras de trabajadores, jubilados, allegados y usuarios del sistema de salud.

–¿Cómo se empezó a pensar esta producción?
–Laura: Es una producción pensada junto con el equipo de la Uader, sobre todo por la gran vinculación que hay con estudiantes, practicantes, tesistas e investigadores de esa institución en nuestro hospital. En ese encuentro interinstitucional dialogamos acerca de uno de los pedidos que más nos realizan los estudiantes, que es la historia del hospital. A partir de ahí empezamos a pensar qué formato y primero apareció la idea de hacer un podcast que hable de salud mental y pueda llegar a los estudiantes. Pero después terminamos armando esta producción editorial colaborativa donde convocamos a diferentes actores institucionales para pensar la historia. Esto siempre nos plantea un dilema, porque no tenemos una historia oficial del Hospital Escuela de Salud Mental, a pesar de que hay una tesis hecha en el marco de una maestría, pero que ya se ha desactualizado y no deja de ser una versión de la historia de una institución que, como suelen ser las instituciones públicas, las hacen todas las personas que la componen. Entonces para salvar este dilema pensamos en este libro colaborativo donde la historia de la institución no sea una sola, sino que sean muchas en función de los diferentes roles, actores y actrices institucionales que recorren al hospital. Así fue que empezó a gestarse un poco esta producción.

–¿Cuándo empieza a escribirse el libro?
–Soledad: Historias no clínicas, relato del Hospital Escuela de Salud Mental empezó a escribirse en el 2021, posterior a la pandemia de Covid-19. Primero fue una especie de proyecto que armamos desde el área de comunicación para volver a generar una herramienta de encuentro entre trabajadores, usuarios, residentes y jubilados, que fueron todas las personas que se sumaron como escritores y escritoras de este libro. Es una herramienta que un poco nos salvó en ese pos-pandemia. El libro tiene diferentes micro-relatos, historias mínimas, decimos nosotras, que son historias alrededor del hospital. Cada escritor eligió una postal, una persona, una situación del hospital, algo que los haya marcado en su tránsito por la institución.

PEQUEÑAS HISTORIAS

El libro está integrado por textos, relatos y crónicas de distintas escritoras y escritores. La variedad y diversidad en esas letras promueven y permiten contar la historia del HESM desde las voces de múltiples y plurales actores.

–¿Qué podemos encontrar en esta producción?
–Soledad: Son relatos diversos y muy contundentes en relación a la cercanía que tienen los escritores y las escritoras con la institución. Están escritos en clave literaria, por lo tanto, son bellos de leer. No es que sea un libro que está pensado para personas que sepan de salud mental o que entiendan, sino por el contrario. Algunas historias son ficcionadas, son cuentos breves, otros tienen más un estilo poético, algunos tienen características de crónicas. Hay diferentes géneros que reúnen el libro. Es un material muy hermoso porque además nosotras pensamos que es un libro-arte, porque aparte de todos estos textos de diferentes géneros, también tiene fotografías e ilustraciones que van graficando cada uno de los relatos. Por eso creemos que es como un libro objeto, un libro-arte.

–¿El libro tiene un hilo conductor?
–Laura: El hilo general del libro y que lo atraviesa constantemente es una institución pública de salud mental. Creo que más que hilo conductor es el motor del libro. Es contar otra cosa de la salud mental o del proceso de salud, enfermedad y cuidado. Todas las historias son micro historias, pedacitos chiquitos de lo que cada uno de los actores y actrices institucionales registraron en su paso o en su tránsito por el hospital. Otro hilo conductor del libro es el compromiso por la salud pública. Es el amor por una institución en la que, si uno no tiene pertenencia, es muy difícil trabajar, como en todas las instituciones, pero en esta en particular, donde uno trabaja con el sufrimiento y con la vulnerabilidad. En todos los relatos, más allá de no aparecer explícitamente, está como ese compromiso de militancia por la salud pública, por transmitir otra idea de lo que es el antiguo “Roballos” en esta ciudad o en la provincia y contar otra cosa de lo que entendemos por salud mental.

TRABAJO COLECTIVO

Si bien la escritura fue individual, el libro es integrador de un montón de formas de ver y pensar a la institución. Además, en el trabajo posterior a obtener los textos se fueron puliendo las propuestas, siempre en conjunto con sus autoras y autores, y las colaboraciones en este proceso fueron varias.

–¿Cómo se contactaron con las y los escritores?
–Laura: Intentamos que sea lo más abierto y colaborativo posible. Nosotros en el hospital tenemos un grupo de difusión de WhatsApp en donde están una buena parte de los trabajadores del hospital y otro de jubilados que dejaron su huella allí en el hospital. Y también en el grupo de difusión del hospital están los residentes. La convocatoria circuló inicialmente y de forma masiva por esos canales. Después esos mismos trabajadores y trabajadoras eran quienes podían definir convocar o no a personas usuarias para la producción de los escritos. Quienes tenemos más años en la institución también fuimos convocando a algunas personas que creíamos podían engancharse y disponer de un tiempo de su vida para escribir o mandar un audio, porque sabíamos que la convocatoria a escribir no era la más amigable para todo el mundo, entonces también flexibilizamos que nos puedan mandar audio, fotos o una historia relatada para después darle una forma en el trabajo posterior de edición.

–¿Cómo fue el proceso de edición?
–Soledad: En esa convocatoria que hicimos algunos actores fueron presentando sus propuestas y, junto con Laura, fuimos las encargadas de compilar y organizar esos textos, armando un esquema para el libro. Ahí, en ese proceso, también nos ayudaron Rocío Lanfranco y Laura Ríos, que son dos escritoras de Paraná que son parte del proyecto Toda Persona, y que ellas hicieron una clínica literaria sobre esos textos. Después, esos mismos escritos tuvieron un tercer proceso de edición, que fue con la editorial de la Uader y también estuvieron trabajando sobre las producciones. Tuvieron varias revisiones y armados para que puedan lograr una armonía entre todas las piezas que eran tan diversas.

LA RECTA FINAL

El libro ya se puede conseguir en preventa y las compiladoras nos cuentan un poco acerca de qué sienten en este momento y cómo se puede conseguir.

–¿Qué sienten en esta etapa final del libro?
–Laura: Miedo. En este contexto sentimos eso, ansiedad también. Porque estamos a mitad de camino. Si bien esto ya lleva dos años de laburo con un proceso de edición súper denso, ahora falta lo más importante que es materializar la producción. Hay un contexto de país que no colabora, pero por ese mismo compromiso de muchas personas allegadas a la institución, creo que vamos a lograr llegar a la imprenta en esta preventa y vamos a cumplir el límite. El techo que nos pusimos fue vender 300 libros en la preventa.

PREVENTA

–¿Cómo se puede conseguir un ejemplar?
–Soledad: Ahora estamos en una etapa de preventa, que es lo que va a permitir que el libro circule finalmente. Para conseguirlo pueden escribir al Facebook, que es Hospital Escuela de Salud Mental, y allí enseguida nosotros vamos a responder al pedido. El pago se hace a través de una transferencia y el precio actual es de $4.500. Mientras más gente se sume, más pronto tendremos el libro. Quisiéramos poder cerrar agosto e iniciar septiembre ya con el libro en la imprenta, pero bueno, veremos también según cuántos se sumen a comprar.